La inteligencia artificial puede salvar muchas vidas al prevenir accidentes y delitos al analizar todo lo que sucede en la imagen grabada por las cámaras, pero esta tecnología tiene doble filo, pues ya se está usando en otros países para controlar y manipular a las personas.

En enero de este año platiqué con René Padilla, cofundador de Introid, una empresa que entrena inteligencia artificial para que interprete lo que sucede en videos y, dependiendo de lo que interprete, active algunos procesos.

Por ejemplo, su inteligencia artificial (IA) analiza si algunos choferes de transporte de pasajeros están cansados o distraídos con el celular mientras conducen, lo que pone en riesgo a todas las personas que van en ese camión.

Si la IA detecta un comportamiento indebido por el conductor, se activa una alerta y es comunicado a sus superiores. Los choferes saben que los están monitoreando todo el tiempo que están conduciendo, por lo que evitan tener estos comportamientos riesgosos.

Actualmente, en México ya se usan muchas cámaras para dar seguimiento a los delincuentes, pero es reactivo, como evidencia del delito que cometieron, la ruta de huida que emprendieron y dónde se encuentran actualmente.

Lo más interesante es que ya podemos prevenir muchas situaciones de riesgo; la IA puede detectar patrones sospechosos y activar protocolos de vigilancia. Es como tener a humanos vigilando todas las cámaras pero con una memoria muy superior a la humana y con una atención permanente.

Desde hace algunos años ya se venden dispositivos que detectan cuando un adulto mayor está en el piso y no se levanta, lo que emite una alerta inmediata a sus seres queridos, ya que podría tratarse de una afectación a su salud y podría necesitar atención médica urgente.

Es decir, en cuanto un patrón sospechoso se activa, se envía vigilancia humana para ver que todo esté bien. Algo similar podría pasar en zonas de delitos frecuentes.

No obstante, cualquier proyecto de combate al delito con tecnología debe ir acompañado de fortalecimiento del personal de seguridad; la tecnología por sí misma no es capaz de resolver los delitos. Por ejemplo, se necesitaría complementar con policías mejor pagados y mejor capacitados.

También platiqué con René del lado oscuro de este tipo de tecnologías. En China se usan para identificar si un ciudadano actúa o no conforme a un conjunto de normas preestablecidas.

Cada vez que el ciudadano incumple con lo que se les exige, van perdiendo puntos y con ello van perdiendo derechos, como el derecho de usar servicios de transporte público, de vivir en ciertas zonas, de servicios educativos, de poder viajar y de cualquier aspecto de su vida.

Se supone que las normas fueron establecidas para generar una sana convivencia, pero el gobierno revisa hasta lo que se publica en redes sociales; muchos críticos han expuesto que los ciudadanos pierden derechos por mostrar desacuerdos con el partido en el poder, lo cual es sumamente peligroso.

Es muy importante que los mexicanos entendamos cómo funcionan este tipo de tecnologías, cuáles son los riesgos y los potenciales beneficios.

Muchos expertos opinan que estas tecnologías no deben quedar en manos de un puñado de personas del gobierno, de un partido político o de una empresa.

Si encontramos cómo usarlas de forma segura, podremos salvar muchas vidas y evitar una gran cantidad de delitos, para que juntos podamos construir el mejor México posible.

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