Estados Unidos y Canadá no son únicamente nuestros vecinos, son nuestros socios desde la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) y somos socios en la región más poderosa del mundo, la que tiene el sector automotriz más competitivo del mundo.

Un directivo de Toyota me confesó que sus dos mejores plantas están en México por la capacidad y creatividad del mexicano que son fuera de serie. El director de Audi me dijo que la industria automotriz estadounidense es competitiva gracias a México.

De Canadá a México hay una muy rica diversidad de climas y condiciones geográficas que hacen nuestro sistema agropecuario altamente competitivo, con alimentos de buena calidad y a precios asequibles.

Tal vez antes del TLC nuestra relación con EE. UU. la jugábamos desde un papel de víctimas, pero ahora somos socios que se tratan como iguales, con todo el respeto, y en esta región que es más de una cuarta parte de la economía del mundo, es un bloque económico 50% más grande que China y 55% más grande que la Unión Europea.

Por eso con el TLC no se juega. Desafortunadamente, el gobierno actual carece de visión y no entiende cómo cuidar los intereses de los mexicanos, porque en la actualidad un nacionalista no es el que más grita contra los extranjeros sino el que mejor defiende los intereses y el bienestar de los mexicanos, y esto pasa por aprovechar nuestra sociedad con EE. UU. y Canadá.

Por ejemplo, a partir del conflicto entre Estados Unidos y China, México se debería convertir en el proveedor natural de muchos de los insumos que necesitan en EE. UU. para traer inversiones, exportaciones y empleos para los mexicanos.

La financiera Morgan Stanley estima que el PIB de México podría crecer hasta 10% adicional en los próximos 5 años por el nearshoring, que es este proceso de traer las fábricas cerca del centro de consumo que es EE. UU. Ese crecimiento equivaldría a lo que nuestra economía ha crecido desde 2014.

De acuerdo con el Wall Street Journal, siete de cada diez directores de empresas en Estados Unidos piensan en relocalizar plantas hacia México.

Además, el gobierno estadounidense decididamente quiere impulsar el nearshoring, pues en esta X Cumbre de Líderes de América del Norte se generaron acuerdos para impulsar en la región la industria de semiconductores, la instalación de cargadores de vehículos eléctricos a lo largo de las fronteras, desarrollar un mercado de hidrógeno limpio en América del Norte y la creación de un comité para sustituir importaciones de la región por el desarrollo de la industria local.

Cómo los semiconductores han escaseado, la producción de automóviles, celulares y otros bienes se ha desacelerado, lo que ha provocado que los mexicanos tengamos que pagar más caro los bienes que necesitamos. Si queremos proteger el bolsillo de los mexicanos, especialmente el de los que menos tienen y controlar la inflación, debemos desarrollar esta y otras industrias aquí en nuestra región de Norteamérica.

No obstante, cómo señalaron los empresarios de los tres países a través de una carta del Consejo Coordinador Empresarial, la US Chamber of Commerce y el Business Council of Canada, debemos destrabar las diferencias que tenemos en materia de energías sustentables y reglas de origen automotrices para que siga fluyendo el comercio trilateral. Si fortalecemos la región, nos beneficiamos todos.

La principal obligación de todo gobierno es garantizar la seguridad de sus habitantes, defender su dignidad y sus libertades, además de generar las condiciones necesarias para que mejore permanentemente su nivel de vida.

Miles de trabajadores y el bienestar de sus familias dependen de una buena relación con Estados Unidos y Canadá, además que el crecimiento económico es la única manera para sacar a los mexicanos de la pobreza, de financiar educación, salud y los programas sociales que se necesitan y la relación trilateral puede generar mucho crecimiento económico mientras nos mantengamos unidos y fortalezcamos nuestra convicción de ser tres países democráticos y pacíficos.

Particularmente necesitamos integrar más el sur de México al comercio trilateral, aprovechando la gran conectividad de la nueva economía digital. Es hora de tener un país más solidario y próspero, especialmente para aquellos que se nos han quedado atrás.

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