En plena época de locura , de pérdidas, de falta de aliento, aire, ideas, polarización, odio, cambios climáticos, pérdida de fe y muchos tópicos más que nos llevan a un frenesí que nos detona nuestras fibras más apocalípticas, surgen los héroes de los deportes, de los Juegos del Milagro, de la vida llena de júbilo y esfuerzo. De los que salen adelante a pesar de las adversidades. De los que nos hicieron más fuertes, más altas y más rápidos, juntos. Sí, juntos. Ahí se mezclan las historias de los atletas mexicanos , del sistema deportivo que tenemos.
Los millennials se dan cuenta que nunca hemos ganado muchas medallas y, de seguir por el mismo camino, no pasará nada extraordinario en esta breve Olimpiada rumbo a París , de tres años, donde de reflexionar y no politizar o buscar una carnicería en la figura de Ana Gabriela Guevera, también nos daríamos cuenta que hay un avance en atletas que protagonizan finales y cuartos y quintos lugares.
Trabajar para que cambien la mentalidad , la fortaleza de ese último momento, pero sin las críticas de sillón de tanto inexperto que se apodera de los espacios mediáticos y de las benditas o malditas redes sociales que hacen de cada resultado un instante para aventar hate.
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Por eso es muy importante dimensionar, comprender que Tokio fue una llama de esperanza , una fuente inagotable de alegrías, de vida y de fulgor para motivar en los días más complejos de nuestros tiempos a nuestros niños , a nuestra juventud.
A la lucha que estamos ejecutando contra un virus que no generó en la Villa Olímpica un caos gracias a la vacunación recibida por la mayoría. Así que no le demos más vueltas, no fomentemos más encono y debates estériles que no nos dejen disfrutar lo que vivimos y lo que tenemos que construir en todos nuestros sentidos diarios
Gracias a lo que nos dejan las lecciones olímpicas que llegaron a iluminar nuestras vidas un par de semanas.
¡Bienvenidos, bienvenidos! A un verano donde la mejor lección del año nos llegó gracias a Tokio 2020: Together. Juntos.
