“Y porque duermes en Madrid y despiertas en Tokio... Oooh, oooh, oooh... Peligroso pop”.

Hoy se juega el partido que más nos mueve como mexicanos. Que más nos apasiona.

No le demos más vueltas, nos encanta ganarle a Estados Unidos en uno de los deportes en que somos mejores que ellos.

Antes, era muy clara la diferencia y —por fin— al parecer tenemos a un rival que ya creció y cada día entiende mejor el deporte.

Digo, aún les falta mucha más pasión para que se asemeje el fenómeno, pero —sin duda— las nuevas generaciones, que son hijos de migrantes, le han dando un rol más significativo al deporte que mueve al mundo.

Pero bueno, entremos en materia: Tres derrotas seguidas, con dos finales incluidas. Un año muy doloroso, en el que —con Selecciones titular y alternativa— el equipo de ellos nos ganó.

A esto, le debemos sumar que en las últimas dos eliminatorias no se les ha ganado en casa, lo cual nos da como resultado los 13 años (sí, 13 años; desde 2009) del último triunfo en el Estadio Azteca sobre el gran rival.

Mucho tiempo, muchos niños y jóvenes no han visto esas victorias que nos hacían vibrar, gritar, reunirnos todos para llenar el estadio, que pesaba. Se jugaba en el calor y, desde que se metían a ese monstruo de 90 mil cabezas, México ya lo ganaba.

Esa localía, esa presión, han sido pisoteadas en las últimas tres eliminatorias; sí, con el Chepo de la Torre, Juan Carlos Osorio, Gerardo Martino y compañía, el Azteca dejó de ser ese gran aliado.

Se ha justificado con la famosa frase de que las distancias se han recortado, pero la realidad es que somos nosotros los que dejamos de entender cómo se juegan estos partidos.

Por eso, hoy es importante, es necesario, volver a ganarle al odiado rival. Ningún otro resultado importará. Más allá del Tata, del grito homofóbico, de los costos elevados de los boletos, del mal ritmo de los jugadores, de la grilla que dejó fuera al Chícharo, hoy es clave ganar.

Sí, ganarle a Estados Unidos. Para que el viernes festejemos como decía Plastilina Mosh: “Viernes otra vez, coco loco y te veo reflejado en la televisión...”. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Al Peligroso Pop.

@EnriqueVonBeas

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