Así como se escucha. Así como se lee. Ricardo Peláez llegó a Chivas con una retórica marcada y fundamentada en la reingeniería del América y también del Cruz Azul.
Con el paso de los días en Chivas se va demostrando que también influyeron otros factores, más allá del trabajo de Ricardo. Se ha blindado en toda su gestión con prensa amiga, gente conocida y poca participación para entender el menudo problema en el que sigue el Rebaño Sagrado . Dinero ha tenido. Oportunidades, también.
La gestión sigue atorada en creer algo que no está pasando y que al parecer no pasará: Contar con jugadores y un cuerpo técnico capaz de competir como él mismo lo dijo, NO por el no descenso , sino por los campeonatos. La localía es algo que preocupa y mucho, ya que sigue siendo la peor plaza que hay en la Liga MX en cuantos a puntos obtenidos se refiere.
Una vergüenza para uno de lo que fue siempre un bastión en Chivas , su poderosa localía. Hasta en la época de las vacas flacas, Chivas peleaba por los puestos altos de Liguilla , solía ganar en casa y había empatía con la afición. En muy poco tiempo, los refuerzos y el proyecto de Ricardo Peláez carecen de credibilidad y, evidentemente, de resultados.
Un tipo con carácter
que ha optado por meterse en una burbuja en la que prefiere culpar a la prensa (así lo demostró en la serie de Amazon), así que no le demos más vueltas. Si el directivo del chiverío dice que su renuncia está en la mesa, que sea claro y deje de ilusionar y sobre todo aprovecharse de la novatez de Amaury Vergara. Ya basta. El ridículo es mayúsculo y el proyecto carece de fundamentos reales.
¡Bienvenidos, bienvenidos!
A los días en los que urge que Ricardo Peláez dé la cara a preguntas serias, a gente que realmente va a cuestionar su gestión al frente del equipo más popular de México , y no solamente con sus amigos.
