Falta una jornada, quedan tres puntos por disputar, y hay cosas muy definidas: Rayados será superlíder. Chivas y América seguro entrarán directo a los cuartos.
Pumas aún no está seguro entre los mejores 13, recordando que los Gallos Blancos no jugarán la repesca por ser últimos de la tabla de cocientes, y Antonio Mohamed ya se burló del americanismo en el Estadio Azteca, pero ahora tendrá que ir a la casa donde lo aman: el Gigante de Acero.
León y Tigres están concentrados en la Liga de Campeones de la Concacaf y no sabemos si podrán con el doble paquete, además de que jugarán entre sí tres partidos en una semana.
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Grupo Orlegi perdió brillo, pero Santos se derrumba y Atlas levanta la mano para entrar embalado.
Pachuca sigue sin encontrar la solidez y, sobre todo, la regularidad que tuvo en sus dos torneos anteriores.
Cruz Azul, con todo y el Tuca Ferretti, es un equipo sin alma y gris. Abandonado.
Toluca se desploma; al parecer, de nuevo el vestuario es la razón.
A partir de ahí, Atlético de San Luis, Puebla y Tijuana, buscarán salvar el torneo en la última jornada, para meterse de panzazo.
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En todo este típico galimatías de nuestra amada Liga MX, hay un tema que empieza a asomarse por la ventana: la posibilidad de que Chivas y América puedan jugar su segunda final de Liga en la historia, sexta entre Campeón de Campeones y Copa MX.
Sin duda, sería algo que ayudaría para hacer vibrar a México y Estados Unidos en todo la extensión de la palabra. Algo que, después de la gran crisis de la Selección Mexicana y la reestructura que vive, podría dar cierto alivio en todos los sentidos, para poder generar negocio y alcance, conversación y tremendos reflectores.
Falta lo mejor, pero hace mucho no se veía y se sentía que se podría dar esta final.
Cabe aclarar que, si cierran en segundo y tercer lugar —como dicta la lógica—, para que se dé esta final, Monterrey tendría que sufrir la “maldición del superlíder” en los cuartos de final, algo que —para nuestro futbol— es el pan nuestro de cada semestre.
¡Bienvenidos, bienvenidos! A la que varios empiezan a imaginar en sus sueños, en sus análisis, una posible Final del Siglo 2.0.