Increíble lo que mueve en el mundo un hombre de 1.69 metros de estatura.
A pocas horas de que se juegue el partido más importante del año, la final más esperada para los aficionados del Manchester City, que ven —ahora sí— en la grandiosa era de Josep Guardiola la enorme oportunidad de ser campeones por fin y levantar la Orejona ante un club italiano, llega la Pulguita argentina, el nuevo Barrilete Cósmico, quien —en plena curva de retiro— firma un contrato que cambia a la industria para siempre.
Le dieron las llaves de una ciudad latina en Estados Unidos, para que al gran mercado de las grasas saturadas lleve el futbol a otro nivel.
Le dieron acciones de Apple TV (Steve Jobs se retuerce en la tumba), le dan una participación de venta de camisetas Adidas, con el uniforme que en su vida David Beckham logró destacar, siendo el jugador más guapo de la historia y un gentleman.
Incluso, le dan un modelo de acciones del club y ya se habla de que juntarán a algunos amigos para armarle un equipo a Leo.
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En plena semana de la final de la Champions, el Barcelona se imaginaba un último baile con su ídolo, pero tuvo que redactar un comunicado muy resentido.
La Liga española sigue viendo cómo no logra conectar con las figuras y que lo que habían hipotecado, hoy lo cobrarán los estadounidenses.
El sábado en Estambul, Josep Guardiola puede seguir cosechando legado puro para el presente y futuro del deporte que mueve al mundo, pero una persona de 1.69 metros de estatura —gracias a su pasado reciente— volvió con una sola firma a cambiar el juego.
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¡Qué mirás bobo!
Da igual quien gane el sábado, la Champions vuelve ser de Messi.
¡Bienvenidos, bienvenidos! Al nuevo destino del que, para muchos, es el mejor jugador de la historia: Lionel Messi, en Miami, Florida.
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