Es real. Y la razón es muy sencilla: La declaratoria de guerra de Gerardo Tata Martino, quien —con sus mensajes— busca quitarle presión a su mal paso futbolístico.

Seamos serios. Claro que México B fue mejor al combinado paraguayo, tuvo la pelota y generó el ritmo del partido. Pero se perdió de nuevo.

El drama no es la derrota. Evidentemente, hay un enojo generalizado, y más con los paisanos en Atlanta, que se sentían altamente defraudados.

Los abucheos fueron poderosos al técnico argentino, pero tampoco nos debemos sorprender. El miércoles por la noche hubo 51 mil personas con boleto pagado. La mayoría, ya con la nueva playera de la Selección, que es de lo único de lo que se habla positivamente.

No podemos quitar el ojo del verdadero foco, ese que pone a Martino como el gran malo de la película, y claro que lo es. Se trata de un proyecto fallido, porque no trabajó en México, se la pasó en Argentina; porque a Torrado lo traía de su burrito para hacer lo que le plazca. Obvio, si hubiera resultados, no habría campañas en su contra.

La sensatez es lo más importante en tiempos de crisis. Ojalá que Yon de Luisa entienda que deben venir el diálogo y la congruencia para rescatar el cierre del proceso, para volver a generar confianza en ellos mismos.

La única campaña real que hay contra el Tata Martino es la de una Selección que se perdió en el camino, por un líder que —en la pandemia— se alejó de México. Hoy, juzga a todos: directivos, medios de comunicación, jugadores que pasan buen momento o a los que el sistema vetó, a los aficionados.

Claro que hay una campaña, y con justa razón. ¡Bienvenidos, bienvenidos! A las horas que siguen siendo muy bajas con el DT de la Selección Mexicana.

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@EnriqueVonBeas
 

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