Después de haber vivido una semana intensa en todos los sentidos, en la que me tocó experimentar mi segunda cobertura de un y mi primera transmisión desde el estadio, me queda más claro que nunca la fórmula del éxito de la .

Y ojo, no sólo es por la euforia vivida, sino por la capacidad constante de generar historias, competencia deportiva y show.

Si a esto le sumamos la infraestructura, el resultado es dominante. He estado en finales de Champions, Copas del Mundo, en Juegos Olímpicos, de Copa Libertadores, y nada supera en temas de organización y ejecución a la fiesta de un Súper Domingo.

No hay errores, ni detalles mal cuidados. Todos los espacios son bien resueltos. El cerco que generan alrededor del estadio permite vivir un festival de emociones, con distintos escenarios; desde los abiertos a todo el público, hasta los VIP’s. Los palcos y suites están tan bien establecidos, que generan oportunidades de hacer experiencias culinarias de altura.

Ahora, dejando a un lado el tema de la organización, claro que hay que sumarle el show del medio tiempo. Ese emblemático momento que hace que la gente erupcione. Más allá de si te gusta el género musical, lo cual cada vez es más de nichos; desde lo latino, hasta el pop, indie, rock y ahora hip hop.

La capacidad para generar en un estadio un escenario en toda la cancha y hacer un mega foro de televisión, con espacio de conciertos. En serio, una locura inexplicable que en 30 minutos hayan montado, tocado y desmontado con coches, casas y luces... Con miles de bailarines. Una barbaridad. No es poca cosa.

Es justo entender el nivel de producción en todo el evento para darle las facilidades a todos los medios de comunicación. Convierten palcos, muchos palcos, en sets de televisión; muchas gradas en asientos para la prensa.

Dentro y fuera del estadio. Repito, no hay lugar para las fallas. La conectividad es para más de 90 mil personas, todas posteando videos, mensajes, fotos. Sin fallas.

Pero todo esto no serviría de nada si el evento deportivo no fuera tan electrizante. Un Super Bowl que, como fueron los Playoffs, tuvo la misma tónica, la misma emoción en la cancha. Definido en las últimas jugadas, en las últimas decisiones... El trabajo de todo un partido para emocionar todo el tiempo.

No es casualidad el crecimiento exponencial de esta Liga, a nivel nacional e internacional. Los que vivimos y nos adentramos en el mundo de la NFL, es muy difícil que lo hagamos a un lado y nos deje de apasionar, divertir y emocionar... Y lo más poderoso de esto, es que es sin importar qué equipo juegue. Una locura.

¡Bienvenidos, bienvenidos! A la locura del Super Bowl .

@EnriqueVonBeas

 
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