Después de varios años muy bajos y sin protagonismo del Rebaño Sagrado, llegó el regalo navideño, el refuerzo que fue fallido en el proyecto de Ricardo Peláez por un tema de dopaje y que, gracias a la confianza y otra oportunidad depositada por el Grupo Pachuca ante el castigo, volvió al protagonismo en la Liga MX.
Un gol suyo le dio un título, hace seis años y medio, a una generación dorada, y durante este año fue el bastión de una nueva gran camada, donde fue el pivote de experiencia para dos grandes torneos de los Tuzos.
Así que su llegada, con el nivel mostrado y las ganas puestas para por fin recibir una oportunidad en la Selección Mexicana, con los nuevos aires que vendrán, luce positiva.
Víctor Guzmán llega al reto que debería ser el que más anhele un jugador mexicano antes de cruzar el Océano Atlántico: Ser campeón con Chivas.
La meta es hacer protagonista al equipo de los puros mexicanos, en una Liga repleta de extranjeros.
Ahora, el plantel sigue siendo corto de nombre y aún está en duda la permanencia de Alexis Vega, quien sueña con emigrar a Europa.
Otra gran incógnita será el nivel que pueda recuperar José Juan Macías, el delantero que también estaba destinado a cosas grandes, después de su gran campaña en el León.
Además de ver si el Piojo Alvarado quiere tomarse como revancha el mal Mundial que tuvo y el Nene Beltrán, quien fuera descartado de la lista definitiva, ayudará para tener un equipo ofensivo poderoso.
Es cierto que la temporada pasada se tenían esas expectativas incluso con el Canelo Angulo, quien ahora probará suerte con Nicolás Larcamón en el León, pero es una realidad que la nueva quinta de las Chivas se puede renombrar como la quinta del Pocho y que tome la batuta para ser el jugador que le dé el temperamento y la calidad al Rebaño Sagrado.
¡Bienvenidos, bienvenidos! Al día en el que parte de los chivahermanos se volvieron a ilusionar.
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