Por fin hoy habrá un juego a la altura de las necesidades básicas para aspirar a competirle a las potencias en el próximo Mundial en casa.
México es una selección que con su condición de negocio 100 por ciento explotable en el famoso doble mercado, donde gracias a los paisanos en Estados Unidos se rentabiliza como pocas unidades de negocio del mundo futbolístico, que para que sigan tan boyante se sacrifica constantemente la parte deportiva.
Ahora se pudo acomodar el partido contra una potencia en decadencia y ante su gran crisis histórica pero que no le quita el interés y además la dificultad clara del compromiso.
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Hoy en Filadelfia, en el Lincoln Financial Field la Selección Mexicana deberá demostrar en dónde está parado el proyecto del joven director técnico Jimmy Lozano y no usar la excusa del “nuevo proyecto” para todo.
Los jugadores deben estar conscientes que son los juegos que ayudan a cambiar sus carreras, así lo está viviendo esta sorprendente selección japonesa que goleó a los alemanes en casa, por lo que hoy en todo el mundo se habla de este emergente proyecto.
Sabemos que México viene de una pésima labor de gestión que provocó un sismo fuerte en todos los pilares del Tricolor, pero que el más fuerte y poderoso, el del grupo Televisa sigue firme y reinterpretando lo que se quiere.
Por eso es importante contar con juegos como los de hoy ante los germanos, campeones del mundo y no caer en la narrativa de que da igual el resultado y ganar confianza para trazar por fin con algo de calma el futuro de la Selección Nacional Mexicana.
Es cierto que el debate se ha situado en quien esté en la portería y quién jugará como el centro delantero, pero ahora es más relevante poderse medir y aprovechar el gran sinodal.
¡Bienvenidos, bienvenidos! Al gran juego contra Alemania.
