Así como hace una semana el mismo Tano Ortiz que menospreció al clásico joven, así como los mismos directivos de La Máquina que llevan años dando tumbos y no le generan competencia directa al América, se tiene esta percepción de que aunque hay un dominio del Ame a los Pumas, en la calles de la CDMX se siente una acalorada discusión y orgullo de cómo se compite en este partido.
Por ejemplo: la última eliminatoria con Lillini y Solari, donde Pumas llegó como lugar 11 de la tabla y eliminó al líder de ese torneo, el archirrival.
La realidad es que la gente de la Universidad toma estos partidos con el conocimiento de las diferencias ideológicas y de presupuesto; así como Chivas lo hace con puros mexicanos, el equipo del Pedregal lo hace con el sello de garra y siempre combativo ante los recursos y grandes figuras de los de Televisa. Una construcción bien definida de los por qués de la rivalidad que se genera un orgullo con tan solo salir a competir. Es decir, es normal que el América le gane a los Pumas, las formas generan el sentir de la afición azul y oro.
Ahora, con lo que Mohamed le inyecta a este partido en muy poco tiempo y buscando ser el primer DT que le gane un clásico al Tano Ortiz, que esta semana vive la alegría de la vida al ser papá, pero que se le suma el mensaje de Baños que se tendrán que esperar al término del torneo para checar su renovación.
Como lo escribí el martes, hoy por hoy los que mejor juegan son los de amarillo, de ahí que eliminar al rival de la capital les ayudaría a seguir mandando sus mensajes de poder; una derrota contra estos resucitados Pumas podría ser el momento perfecto que esperan muchos en la Liga MX para enseñar que no son invencibles. Así que será un juegazo, eso sí, con un claro favorito. Por cierto, lo que pasó ayer en las filas para comprar los boletos fue una pésima planeación por parte de la directiva azulcrema, que no pudo controlar el caos y algunos brotes de violencia y de peligro que se vivieron con los aficionados y revendedores que buscan comprar sus boletos para el partido. ¡Bienvenidos, bienvenidos! Al clásico capitalino más pasional...