Llegamos a la semana del año en la que, para los fanáticos al deporte más amado y seguido del mundo, se juega el partido más importante y relevante.
En México, estamos acostumbrados a sólo esperar a los clubes populares y grandes del continente europeo para darle relevancia.
Sin el Real Madrid, muchos han hecho ruido sobre que algo falta, cuando la verdad es que al tener al mejor equipo de los últimos años, el que mejor juega y plasma sus ideas, como lo es el Manchester City de Josep Guardiola, nos encontramos a 90 minutos —o 120— de consagrar a un conjunto de época.
No voy a demeritar al Inter de Milán y cómo se fue gestando el lado de su llave, incluyendo la venganza moral y existencial contra su odiado rival de la ciudad, el Milan, al que le puso un paseo y lo eliminó saldando algunas cuentas pendientes.
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Tampoco quiero ser tan repetitivo para hacerles entender que no hay mejor Liga en el mundo que la inglesa, porque llevan cinco o seis años gestando los mejores proyectos deportivos.
Pero de nada servirá este argumento y todo lo que se vaya a escribir de Pep, si no se tiene la capacidad de ganar el juego importante del año y de las últimas tres temporadas, después de haber perdido aquella final contra el Chelsea.
Es el nuevo rico de la cuadra, el cual sigue cosechando títulos en los últimos 11 años, que cambiaron la historia de este club.
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Sale como amplio favorito y ultra obligado a ser el protagonista de la historia, pero es ahí donde justamente el ADN italiano prefiere, sabe y le gusta jugar.
El Inter de Milán puede ser el gran aguafiestas del histórico Pep Guardiola.
¡Bienvenidos, bienvenidos! A la Champions de mi vida.
