El famoso tema de Héctor Herrera llega como meteorito en la primera convocatoria de Jimmy Lozano.
Se habló de un cambio generacional y salieron los colegas que —por tener algunas entrevistas— respaldaron la decisión, basados en experiencia para apoyar a los “chavos”.
Ese es el soporte de tener a un jugador que en tres Mundiales tuvo más problemas que soluciones, tanto en la cancha como fuera.
Es decir, una vez más, el director técnico de México hace lo que sus antecesores: Dar homenajes, perder muy rápido la congruencia.
Y no le demos más vueltas, jugar en la Major League Soccer por una decisión familiar fue enterrar su carrera.
Ahí, optó por cambiar la alta competencia europea y tener mayor tranquilidad.
Darle vueltas a este debate es justo la razón por la que estamos estancados, justificando constantemente la zona de confort, la pésima mentalidad ganadora y la terrible cultura deportiva que tienen nuestros futbolistas profesionales.
Ejemplos hay muchos, porque además han preferido culpar a la prensa y ponernos como los enemigos.
Ya no seamos tan ilusos y avancemos. Por eso, el meteorito que cayó rápidamente en la primera convocatoria de Lozano deja un cráter que —a todas luces— genera la misma cantaleta y desconfianza de cómo se maneja la Selección.
Ojalá me equivoque, pero hoy todos nos preguntamos dónde está el cambio generacional.
¡Bienvenidos, bienvenidos! Al día en que el Jimmy cayó luego, luego, en los mismos errores de sus antecesores.