Han sido horas muy pesadas, de nueva cuenta, en el entorno del Tricolor. Diego Cocca, ayer en la conferencia de prensa en Las Vegas, ya tiró que hay más personas que lo quieren fuera que dentro del equipo.
Al final del día, él sabía qué papa tomaba y los riesgos que había, ya que se está gestando una verdadera reestructura en toda la Federación Mexicana de Futbol, aunque sea con el mismo ADN de Televisa.
Llegan personas con estilos diferentes de hacer las cosas.
El discurso hoy es confuso, y el partido muy bravo.
Pero no quitemos el foco. Hoy se juega contra el odiado rival, hoy se juega el clásico de la Concacaf y aunque vengas en mal momento, el futbolista debe ponerle el 110% a los 90 minutos, jugar por orgullo en la rivalidad y empezar —en equipo— a componer la ruta.
Se han reído de nosotros y nos han ganado muchos más juegos desde 2000; casi el doble de victorias ya es para Estados Unidos, porque han entendido que uno de sus objetivos bien trazados y constantes es ganarle a México.
Ese orgullo es el que se debe rescatar en Las Vegas. No dejar a un lado lo que hay cada que se juega un clásico.
Deben entender que Estados Unidos tampoco es una potencia, que vive horas flacas también, en el entendimiento del proyecto.
No hay mañana para Diego Cocca, pero tampoco para muchos jugadores que pueden encontrar una verdadera oportunidad al ganar el partido más importante del año.
No será en la Copa Oro, ya que ahí Estados Unidos va con equipo alternativo.
Es ahora, para mandar un mensaje poderoso de que no todo está perdido.
¡Bienvenidos, bienvenidos! Al día en que México debe retomar el orgullo contra Estados Unidos.