Le tomó 2 años y 7 meses al fiscal Jack Smith del Departamento de Justicia en los EUA, acusar ante un tribunal federal de WDC, a Donald Trump de haber actuado con deshonestidad, engaño y corrupción para revertir el resultado electoral del 2020, además de haber perpetrado el brutal asedio al Capitolio, el 21 de enero del 2021 a fin de evitar la certificación del Colegio Electoral que confirmaría la victoria de Biden en las elecciones de noviembre del año anterior, todo con el fin de mantenerse en el poder.
La demanda es un documento histórico. Su encabezado señala: “En la Corte Distrital de los Estados Unidos por el Distrito de Columbia”; punto y aparte del lado izquierdo indica: “Estado Unidos de América v. Donald Trump”; del lado derecho las violaciones: 1) Conspiraciónpara defraudar a los Estados Unidos; 2) Conspiración para obstruir un procedimiento oficial; 3) Obstrucción e intento de obstrucción un procedimiento oficial; y 4) Conspiración contra derechos.
La introducción del documento es una joya de claridad y contundencia: 1) “El demandado DONALD J. TRUMP fue el cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos y candidato para la reelección en 2020. El demandado perdió las elecciones presidenciales de 2020; 2) A pesar de haber perdido el acusado estaba determinado a permanecer en el poder y por más de dos meses, siguientes al día de la elección el 3 de noviembre 2020, el acusado diseminó mentiras que se había cometido un resultado fraudulento en la elección y que en realidad había ganado. Estos reclamos eran falsos y el acusado sabía que eran falsos. Pero de cualquier forma, los repetía y diseminaba ampliamente – para hacerlos aparecer como legítimos y crear una atmósfera nacional de desconfianza, enojo y erosionar la fe pública en la administración de la elección”.
Incluye una narrativa pormenorizada de todo lo intentado, por Trump incluyendo cambiar los certificados electorales, estado por estado en Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Nuevo México, Pensilvania y Wisconsin, y con quienes conspiró (entre otros Rudy Giuliani) para cambiar a su favor el resultado electoral. Relata su intento para usar al Departamento de Justicia a que presentara falsos reclamos de fraude electoral a servidores públicos en los estados referidos con cartas formales firmadas por el Procurador General; y desde luego comprometer al vicepresidente Mike Pence para alterar el resultado del Colegio Electoral que le tocaba presidir, descertificando votos de varios estados. En sus recientes memorias “So Help me God” (Simon & Schuster, NY, 2022) Pence relata las presiones de Trump para revertir el resultado electoral y su reiterada negativa, pues eso sólo le competía a las Cámaras y él había jurado respetar la Constitución, a lo que Trump le respondió con el insulto: “Caerás como un pelele (wimp). Si haces eso cometí un error hace cinco años”.
Todas esas falsas acusaciones de fraude electoral fueron utilizadas por el acusado para que sus simpatizantes atacaran el Capitolio y detuvieran por 6 horas el procedimiento de calificación electoral. ¿Seguirá defendiéndolo AMLO de que se trata de evitar su candidatura, como sucedió con él en el 2005?
En su tratado “El Gobierno de los Príncipes” (1266) Santo Tomás de Aquino califica de tirano al gobernante que busca no el bien común sino el propio, y advierte que “suele suceder que quienes intentan derrocar al tirano a veces no pueden hacerlo, y sólo le provoquen a endurecerse más”.
La demanda del fiscal Smith que indica que Trump mintió sobre la existencia de un fraude electoral que jamás pudo probar y generó el ataque al Capitolio, con el propósito de mantenerse en el poder, claramente lo ubica como un tirano. Tanto los electores primarios republicanos, como los electores después, decidirán si ante los intentos de la justicia estadounidense por evitar su reelección, consentirán el regreso en 2024 de un tirano endurecido para desgracia de los EUA, de su vecino México, y el mundo.
