Después del fracaso de los distintos esquemas de compra y distribución de medicinas de esta administración, el presidente AMLO anunció la creación de una super farmacia con todas las medicinas existentes, como centro abastecedor a todas las unidades médicas del sector salud en el país.
Esta es la quinta ocurrencia después de que no funcionaron las compras consolidades por el SAT, la ONU, el Insabi desmantelado y sustituido por IMSS-Bienestar, afectando la salud de cientos de miles de mexicanos.
La FARMACIOTA no solucionará el problema porque no se quiere entender la complejidad de un sistema eficiente de compras y distribución, como el que funcionaba en México antes de ser arrasado por la 4T, por no ser de su manufactura. A continuación, transcribo partes de una nota del Ing. Jorge Vivanco servidor del IMSS en la operación de un sistema efectivo de adquisición y distribución de los fármacos y otros insumos, en los 80s del siglo pasado.
“Durante el período de 1982 a 1986, una iniciativa del IMSS, gestada por el entonces Director General, Ricardo García Sainz [hombre de izquierda] y el Subdirector General, Arturo Olvera Cortés, en coordinación con Guillermo Soberón, titular de la Secretaría de Salud, el Consejo de Salubridad General, dirigida por la Dra. Mercedes Juan y con la participación del ISSSTE y la entonces Secretaría de Comercio, planteó los siguientes objetivos al Sistema Nacional de Salud:
1) Creación de Cuadros Básicos de Medicamentos, Material de Curación, Reactivos de Laboratorio y Alimentos [con base en un diagnóstico preciso de los padecimientos de la población con revisión periódica];2) Un sistema de compras consolidadas a través de licitaciones públicas, creado por el Arq. Armando Mejías Zepeda, Jefe de Adquisiciones del IMSS; 3) Un sistema de control de calidad de insumos, involucrando al IMSS, ISSSTE y SSA; 4) Un programa de fomento a la producción de bienes médicos: sales básicas para medicamentos, material de curación, material quirúrgico y reactivos de laboratorio; 5) Un sistema nacional de logística para la recepción y distribución de estos bienes a las más de 5 mil unidades médicas del sistema de salud.
En menos de 4 años, el sistema estaba operando con cuadros básicos homologados para todo el sector salud; un sistema de almacenes y farmacias suficiente para inventariar y surtir las necesidades de los derechohabientes con sistemas computarizados para la planeación, almacenamiento y abastecimiento oportuno.
Así se alcanzó un abasto puntual de las necesidades superior al 90% de los requerimientos médicos; un sistema de control de calidad similar al de la FDA de EU, reforzada con la creación de la Cofepris, a iniciativa del Dr. Gonzalo Gutiérrez Trujillo, titular de Control de Calidad del IMSS; una adquisición centralizada que aprovechó la capacidad de compra del Estado con precios preferentes y una transparencia ABSOLUTA en los procesos de adjudicación de pedidos; un impulso extraordinario a la industria de insumos médicos al contar con certidumbre en las ventas con compras a plazos de 36 meses de suministro del Sistema; la incorporación de Pemex, la Sedena y gobiernos estatales.
Lo anterior, se consiguió con un grupo multidisciplinario de expertos de las instituciones sin precedente en México”.
Concluye la nota el Ing. Vivanco con tres estrujantes preguntas: “1) ¿Cuántas vidas ha costado esta iniciativa de destrucción de un sistema que operaba eficientemente?; 2) ¿Cuánto sufrimiento innecesario han pasado los millones de derechohabientes del Sistema Nacional de Salud?;3) ¿Cuánto le ha costado al gobierno, y por ende a quienes pagamos impuestos esta tragedia? y 4) ¿Cuánto costará en dinero y tiempo reconstruir -de las cenizas- un sistema no como el de Dinamarca sino el que tuvimos hace casi 40 años?”
La solución no está en crear un enorme centro de acopio de medicamentos, sino en construir un SISTEMA INTEGRAL que abarque desde la fabricación y compra hasta la entrega oportuna del fármaco al enfermo. ¿Lo entenderá la 4T?