De la mano recorren el territorio nacional, de sur a norte y de oeste a este, dejando su estela de desolación y muerte por donde transitan. Es el drama humano que vive México como nunca antes en su historia, del binomio de una migración incontenible y al mismo tiempo, una violencia que ensaña y enseña una brutalidad inédita.
Sobre al drama migratorio, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), reporta un incremento de 7 a 100 mil solicitudes de refugio en tan sólo unos años. En 2013 se habían recibido 1,296 solicitudes y para 2022 el año cerró con 118, 570, un incremento de ¡9148% en diez años! En agosto del 2023 suman 99mil 881 peticiones sobre todo procedentes de los “paraísos democráticos” en Venezuela, Nicaragua y Haití (EL UNIVERSAL, 21/sept/ p.10). ¿Por qué será que los gobiernos de estos países no pueden evitar el éxodo de sus nacionales, si tan contentos los tienen en sus edenes políticos? Un reciente reporte del NY Times informó que más de 200 mil personas cruzaron la frontera procedentes de Centro y Sud América en lo que va del año.
En cuanto a la violencia, por la carretera de San Gregorio Chamic a Frontera Comalapa en Chiapas, casi frente a Guatemala, el Cártel de Sinaloa (CDS) circula en un convoy de camionetas cargadas de armas de alto poder, de uso exclusivo del Ejército, recibido con aplausos y vivas de ¡Arriba Sinaloa! por la población local, después de tres semanas de permanentes bloqueos, en un conflicto con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) sobre el control de las rutas de tráfico de drogas y personas en el sureste de nuestro país. Mientras tanto, en ocho municipios en la zona fronteriza una población estimada en 280 mil personas permanece prácticamente encerrada en sus viviendas, como pueblos fantasma, en un virtual estado de sitio o toque de queda, por la extorsión o pánico de sus pobladores.
Frontera Comalapa es hoy en día es una zona convertida en un enclave de lucha de los dos carteles CDS y CJNG; una zona estratégica que constituye un corredor que pasa por la Trinitaria y Comitán hasta llegar a San Cristóbal de las Casas, de ahí a Tuxtla Gutiérrez y hacia el norte (Código Magenta). Según la Diócesis de San Cristóbal “Chiapas se encuentra desgarrada por el crimen organizado”.
Pero Chiapas no es el único estado invadido por la metástasis de este cáncer. Guanajuato, Zacatecas, Morelos, Colima, Veracruz, Baja California, son otros de los más relevantes escenarios de la criminalidad rampante en México, que tan sólo en 2023 acumula 426 mujeres asesinadas según registro del Sistema Nacional de Seguridad Pública, esto es 47 al mes. Más de una mujer por día ha sido víctima del feminicidio.
La característica común entre estos dos terribles males es la ausencia total del Estado. ¿Alguien ha visto al gobernador chiapaneco Rutilio Escandón dar la cara ante esta crisis que vive su estado?
La consecuencia ominosa de la omisión gubernamental fue diagnosticada ampliamente por Thomas Hobbes desde el siglo XVI en su obra el Leviatán, que calificó como el “estado de naturaleza”, esto es, la guerra de todos contra todos, donde predomina la ley del más fuerte, el ojo por ojo, y aflora “que el hombre es un auténtico lobo para el hombre”, ante la ausencia de un Estado garante de la seguridad y la paz.
Ese binomio voraz de migración incontenible + violencia, enmarca el contexto electoral en el que los partidos políticos convocarán a 98 millones de mexicanas(os), a salir a votar para decidir quién nos gobernará los próximos años. Mientras el país se hunde, en un “Llano en Llamas” (Juan Rulfo dixit), el presidente AMLO, (al igual que lo hizo Fox en el 2006), se divierte interviniendo en la elección del 2024 en la que ofreció no inmiscuirse, e invitando a soldaditos rusos al desfile del 16 de septiembre, después de autorizar a su embajador en la ONU, Juan Ramón de la Fuente dar el voto condenatorio de México a Rusia por la invasión a Ucrania. ¡Vaya embrollo en medio de esta tragedia!
Docente/investigador de la UNAM