El pasado 5 de noviembre del 2024 será recordado como “el martes negro” por el doble golpe a la democracia en México y EU. Fue un golpe despiadado en partes muy sensibles del organismo democrático como el poder judicial y específicamente la Suprema Corte en nuestro país y el Ejecutivo federal en el vecino. No la aniquila, pero sí la debilita en pleno auge mundial del populismo.
En México se debatió en la Corte el proyecto del ministro González Alcántara sobre acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales contra la reforma judicial de AMLO.
El proyecto del ministro con una sólida argumentación proponía invalidar la elección popular de jueces y magistrados, pues la reforma no proporciona criterios claros para la selección de los candidatos ni información a los votantes, comprometiendo la forma de gobierno del artículo 40 constitucional.
El ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena con razones adicionales libró el agregado al art 105 sobre imposibilidad de revisión de adiciones y reformas que no son tales. Se trata de una sustitución constitucional por el Poder Reformador (órgano constituido, por lo tanto sujeto al control concentrado de la SC), con la que está efectuando una “destrucción constitucional” de elementos identitarios de la Carta Magna, como la garantía de derechos y la división de poderes al impedir la independencia del Poder Judicial.
Con una pobre defensa de la reforma por las tres ministras morenistas (Yasmín, Loretta y Lenia), el proyecto de González Alcántara fue desestimado 7/4 con el voto decisivo en contra del ministro Pérez Dayán.
Esa memorable sesión de un Pleno autónomo donde atestiguamos un singular debate plural, acaso sea el último que podremos apreciar, cuando en el 2025 se configure una Corte sumisa a los otros dos poderes porque “así lo quiso el pueblo” para que “su voluntad” no sea trastocada por un “puñado de jueces”, según reza el credo morenista.
En EU regresa un Trump más agresivo a la Casa Blanca. Arrasó en la elección del martes pasado, no sólo superados los 270 votos electorales y más de 5 millones del voto popular a Kamala Harris, sino también con la victoria del GOP en el Senado con 52/44 curules y en la Cámara de Representantes 201/186.
¿Cómo es posible ese tamaño de triunfo del hombre que dinamitó al Capitolio el 6 de enero del 2021 cuando sesionaba el Colegio Electoral para confirmar a Biden, acusado de 34 delitos por una Corte en NY y otros juicios pendientes?
El caso merece un profundo análisis, pero de entrada 2 cosas son claras: 1) no sabemos entender bien a nuestro vecino muy sensible al canto de las sirenas de un extremo nacionalismo con gran odio a la migración, indocumentados, y la economía, magnificado por Trump.
2) Como ocurrió con Xóchitl, es imposible armar una candidatura competitiva en breve tiempo con ventaja de años del opositor (a). AMLO inició la campaña de Sheinbaum el día dos después de su toma de posesión x 5 años, y Trump la suya el día dos de la toma de posesión de Biden x 4 años. Pretender alcanzarlos en meses, fue una ingenuidad.
Para México el martes negro es devastador, sobre todo por el triunfo de Trump. Nos esperan aranceles a nuestra exportación, tensión en el T-MEC, férreo control de migrantes, deportaciones masivas de indocumentados, inshoring vs nearshoring, lo que impactará negativamente la inversión privada, si no decide también afectar las remesas. La Presidenta y su canciller necesitarán una muy imaginativa estrategia para lidiar con esas tormentas.
Hablando de las inclemencias pero del cambio climático, es justo enviar un abrazo solidario al lastimado pueblo español y su gobierno, por las inundaciones en Valencia, Alfafar y Paiporta con pérdidas humanas. Sepan que no todos los mexicanos padecemos amnesia y recordamos cuando el presidente Felipe González voló a México en ocasión del terremoto de 1985 para expresar su apoyo y solidaridad a nuestro herido pueblo. La gratitud es el lenguaje del corazón por lo que ¡estamos con ustedes hermanas (os) y amigas (os) de la gran España!
Docente/investigador de la UNAM