Los veinte países al sur del Río Bravo, en adición a Cuba, Haití y República Dominicana en el Caribe, ofrecen un escenario caracterizado por dos variables que dibujan un horizonte político cambiante: la democracia y la orientación política de sus gobiernos: izquierda, centro o derecha.

De esos veinte países, 17 son democracias y 3 dictaduras (Cuba, Venezuela y Nicaragua) que mantienen su signo inequívoco: permanencia del Ejecutivo en el poder sin alternancia política y con derechos políticos restringidos.

El nivel democrático está íntimamente relacionado con la orientación política de sus gobiernos, variable que ha cambiado sustancialmente en el último decenio.

Para el año 2013 la gran mayoría eran gobiernos de centro o derecha, y de izquierda el grupo ALBA integrado por Nicaragua, Ecuador, Venezuela, Bolivia y Cuba. Ocho años después, la izquierda ha avanzado al cincuenta por ciento del total correspondiente a esta orientación política: Argentina, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Haití, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela. De estos gobiernos de izquierda, 3 son dictaduras y 7 hasta el momento democracias.

La dictadura latinoamericana hoy en día se ubica en la izquierda, a diferencia del siglo pasado en el que estaba situada en la derecha: Videla (Argentina 1976-1983), Stroessner (Paraguay 1954-1989) y Pinochet (Chile 1973-1990), además todas ellas de corte militar.

Los únicos países que regresaron a la derecha son respectivamente Brasil con Bolsonaro, después de Lula y Russeff, Chile con Piñeira después de Bachelet y Ecuador con Lasso después de Correa y Lenin Moreno. Chile en su reciente elección del 21 de noviembre se mantiene en la derecha con José Antonio Kast, en tanto que Honduras, tras la elección del 28 de noviembre gira a la izquierda con Xiomara Castro, así la tendencia hacia la izquierda se incrementa.

Para el 2022 se tienen previstas tres gestas electorales: febrero en Costa Rica, mayo en Colombia y octubre en Brasil donde Bolsonaro lleva cierta ventaja para su reelección, pero no es descartable el regreso de Lula si entra a la elección.

En Colombia, en medio de un clima de protestas en contra de las reformas tributarias (el combo fiscal) del actual régimen, Gustavo Petro, de izquierda, buscará poner fin a cuatro años de «uribismo» del presidente Iván Duque.

Costa Rica es un caso único de atomización política e indecisión. País con 5,151,140 habitantes, votan 3,500,000 y tiene ¡27 partidos habilitados para presentar candidatos presidenciales! por el Tribunal Supremo de Elecciones. José María Figueres, de Liberación Nacional, expresidente (1994-98) es el más popular por el momento, seguido por Fabricio Alvarado Muñoz (Nueva República), Lineth Saborio (Unidad Social Cristiana), José Ma. Villalta (Frente Amplio) y Rolando Araya (Costa Rica Justa) El porcentaje de indecisos ronda en 50%.

Si en Brasil triunfa Lula y en Colombia Petro, la tendencia hacia la izquierda se fortalece, y rezaga la derecha, todo ello mientras que el populismo avanza sin reconocer ideología alguna, pues tanto se pliega a la derecha (Brasil), como a la izquierda (México).

Docente/investigador de la UNAM

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