En breve los 15 integrantes de la Junta de Gobierno de la UNAM decidirán entre tres candidatos de intachable honorabilidad y excelentes credenciales, quién ocupará la rectoría el próximo cuatrienio. Esta es la parte cerrada del procedimiento de designación.
Ese “conclave” fue precedido por una amplia auscultación a la comunidad universitaria por los miembros de la Junta, y en una sana competencia que muestra el talante democrático de nuestra institución, cada aspirante nos ha ofrecido su visión de la UNAM. Esta es la parte abierta del mecanismo decisorio.
Esa fusión de elementos diversos configura el proceso de designación del Rector, que arribará a una decisión trascendental para la UNAM y para México, ya que nuestro país no puede explicarse sin ella y ella sin nuestro país. Así de engarzados están México y la UNAM.
Por ello es fundamental identificar las coordenadas que enmarcarán los próximos 4 años del nuevo rectorado:
1)El año entrante, los EU decidirán si sacan o confirman en la Casa Blanca al gran agresor de México, que durará casi el mismo periodo de la siguiente rectoría.
2)El fenómeno migratorio a escala global tiende a agravarse.
3)El FMI pronostica desaceleración de la economía global, cuando en México estamos en crecimiento 0.5%, y EU y Canadá todavía no ratifican el TMEC.
4)Los efectos devastadores del cambio climático demuestran que el deterioro ambiental sigue en picada.
5)El tráfico de personas, drogas, armas y el terrorismo desconocen fronteras y cobran mayores víctimas. Esta metástasis incontenible de la violencia, ya está entrando en la UNAM.
6)Crece la insatisfacción por la democracia representativa, que el politólogo belga David Van Reybruck, diagnostica como un terrible síndrome de fatiga democrática, el profundo desencanto de la ciudadanía con esta forma de gobierno. Ese malestar expande la apuesta por lo que el postmarxista argentino Ernesto Laclau bautizó como “la razón populista”, esto es, la regresión al Estado hegemónico-autoritario.
7) A la mitad del cuatrienio, en el 2021, estaremos conmemorando “El encuentro de dos mundos” (Miguel León-Portilla)
8) Mientras tanto la ciencia y tecnología avanzan con una celeridad jamás conocida por el género humano sobretodo en ingeniería nuclear, microelectrónica y genética.
En síntesis, transitamos de la modernidad industrial enfocada al crecimiento sostenido bajo la lógica de la producción de riqueza, hacia la modernidad de la “sociedad del riesgo” (Ulrick Beck) a nivel global, cuya lógica es la producción de riesgos inducidos por la actividad humana.
¿Está la UNAM preparada para enfrentar a la sociedad del riesgo?
Sin duda, nuestra lma mater cuenta con una enorme masa crítica en las ciencias, humanidades y artes, producto del enorme talento de su comunidad, cuyo potencial requiere aprovecharse mejor, conectándola en forma permanente con los centros decisorios políticos, económicos y sociales de nuestro país, sin afectar su autonomía, y con los grandes núcleos de innovación científica y tecnológica y emprendimiento empresarial del mundo.
Esto significa aprovechar el talento joven, justo en la edad del mayor crecimiento neuronal, base de la creatividad humana, (entre 18 y 20 años), precisamente cuando ingresan los jóvenes a la universidad.
Ahí está el gran reto para UNAM: impulsar institucionalmente el ingenio científico y tecnológico de nuestros jóvenes y su infinita capacidad de emprendimiento para generar la riqueza sustentable y el empleo que tanto necesita México.
Una UNAM más pluriculturalmente incluyente en la que el género sea plenamente paritario y la discriminación y violencia igual a 0.
Una UNAM expansiva para matricular a más jóvenes sin poner en riesgo su excelencia académica.
Ese es el modelo de UNAM que se requiere tener en mente al elegir a su rector, el proyecto que más se acerque a una universidad de largo aliento y no de corto plazo, en suma, la UNAM que México merece.
Investigador/docente de la UNAM