La política es el arte de ocupar espacios. El próximo año se pone en juego el más grande de ellos, la presidencia de la República. Pero el ajedrez ya empezó. El Estado de México es el estado más poblado y tiene el padrón electoral más grande del país. Ganar en el Estado de México significa poder gobernar el 13% del padrón electoral y con ello controlar una operación de millones de votos. Por ello, el resultado de esta elección será fundamental para lo que suceda en la elección presidencial de 2024.

El primer punto a analizar es el PRI, que nunca ha perdido está demarcación. Aún en sus momentos más bajos, después del triunfo de Calderón y sobre todo con el triunfo de AMLO en 2018, el PRI mantuvo este enclave y por ello, logró proyectar una fuerza mucho más grande de la que su realidad política le hubiera permitido en otras circunstancias. Controlar el Edomex te permite negociar, aun cuando tengas poco más.

Es difícil saber qué sucederá con el PRI si pierde esta entidad, hoy sus índices de aprobación son más bajos que nunca, con 51% de los mexicanos diciendo que nunca votarían por dicho partido y el nivel de confianza más bajo de todas las instituciones del país con solo 9%. En medio de esta crisis de identidad, el partido es dirigido por un personaje que es el prototipo perfecto de las razones de su debacle.

Una derrota de la Alianza PRI-PAN-PRD en el Estado de México no pinta bien para sus aspiraciones en 2024. La última encuesta de Enkoll muestra que Morena sigue creciendo en la intención de voto para la presidencial. De febrero a marzo, Morena subió 5 puntos y el PAN bajó 4. Según esta encuesta, si las elecciones presidenciales fueran hoy, Morena ganaría con el 61% de los votos y el PRI, el PAN y el PRD sumados solo llegan al 30%. Lo irónico es que la oposición tiene al precandidato con más alto nivel de conocimiento en Ricardo Anaya (incluso por arriba de Claudia y Marcelo), pero ese mismo personaje tiene el dudoso honor de ser —por mucho— el precandidato con más negativos de todos, con un 51% de negativos.

Perder el Estado de México plantea un camino cada vez más imposible para esta Alianza. ¿Cómo ganar la presidencia perdiendo un año antes tu enclave más estratégico? Los datos de la encuesta de Enkoll son demoledores. Cuando los encuestados fueron preguntados a quién preferirían como candidato del PRI y el PAN para 2024, la respuesta ganadora fue “Ninguno”. De hecho “Ninguno” le gana a Lily Téllez por más de 10 puntos y prácticamente dobla a Santiago Creel. En el caso del PRI, “Ninguno” triplica en preferencia a cualquiera de sus precandidatos.

Quizás lo más preocupante para la Alianza es que todos sus precandidatos quedan en tercer lugar si se incluye a Luis Donaldo Colosio como candidato de MC. La Alianza PRI-PAN y PRD es superada en todos los escenarios por un político que ha expresado muchas veces que no tiene ningún interés en ser candidato. Con estos números en las encuestas y con Morena operando el estado más poblado del país, el camino de la Alianza a la presidencia parece inverosímil.

En caso de perder el Edomex, lo sensato para la Alianza será apuntalar a que Morena no gané mayoría en el Congreso y a la posibilidad de arrebatarle la CDMX. Este segundo escenario parece plausible si la Alianza elige a Xóchitl Gálvez como su candidata y Morena a Ricardo Monreal. Pocas figuras desentonan más con el rumbo de la capital que Monreal, pero el problema para Xóchitl es que primero tiene que ser postulada por la Alianza, y eso significa que muchos cacicazgos del PAN tendrían que ceder su pequeño coto de poder y de negocios. El pensamiento pequeño domina en los partidos de oposición y no sería sorprendente que volviera a prevalecer. El camino para Xóchitl parece más difícil en la interna de la Alianza que en la externa contra Morena.

Los resultados de una elección nunca son todo o nada. Quizás el elemento más interesante a analizar de las elecciones en el Edomex sea las dimensiones de la derrota y la victoria. No se trata solo de ganar o perder sino por cuánto ganas y pierdes. Un triunfo cerrado de Morena fortalece a la Alianza y a algunos otros actores políticos. De hecho, son los precandidatos de Morena los que más pueden ser afectados por la dimensión del triunfo. Un triunfo contundente puede beneficiar a la puntera, pero uno más apretado puede mantener las cosas abiertas al interior del partido del Presidente. Lo que es cierto es que el Estado de México es el primer ensayo rumbo a 2024, el resultado cambiará el tablero de juego y va a tener repercusiones en todos los actores de cara a la presidencial.

Analista político

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