Claudia Sheinbaum tiene un dilema. Su fortaleza principal para llegar a la presidencia puede ser también su mayor debilidad. A pesar de los resultados de las pasadas elecciones, en este momento parece improbable que algún liderazgo de oposición pueda competirle la presidencia a Morena en 2024. En ese caso, el voto más importante del país será el de AMLO, cuando decida a quién elige como candidato de su partido. Sheinbaum parece ser la favorita, y en ese sentido su cercanía y lealtad al Presidente son, estratégicamente, sus mejores cartas hacia la presidencia. Sin embargo, irónicamente, esta cercanía con el Presidente es su mayor debilidad como Jefa de Gobierno de la CDMX. La gran debacle de Morena en la capital del país, obedece más a un rechazo al Presidente que a la Jefa de Gobierno. Sheinbaum necesita a AMLO para ganar la candidatura, pero necesita a la CDMX para ganar la presidencia. En este momento, ambas necesidades no son compatibles.

En el pasado reciente, los grandes liderazgos de la izquierda han surgido de la CDMX. Tanto AMLO como Ebrard lograron posicionarse nacionalmente gracias a sus altos niveles de aprobación en la CDMX; pero la capital es un arma de dos filos, y esta tendencia funciona para los dos lados. Si el buen desempeño como jefes de gobierno catapultó a algunos a la contienda nacional, también el mal desempeño acabó con la carrera de otros: Miguel Ángel Mancera. Claudia se encuentra en un viacrucis. Su desempeño ha sido positivo. Su manejo de la crisis sanitaria ha sido mucho mejor que el federal y ha logrado revertir las percepciones de los niveles de inseguridad que prevalecían en la capital al principio de su mandato. Es cierto que la tragedia del metro la ha castigado en la opinión pública, pero su mayor problema para los capitalinos es su cercanía con el Presidente.

Las elecciones intermedias revelaron las implicaciones políticas que la cercanía con AMLO puede tener para Sheinbaum. Ya en abril, una encuesta de El Financiero revelaba la marcada diferencia entre las preferencias de los capitalinos, mientras que Sheinbaum tenía una aprobación del 71% en la CDMX, el Presidente tenía una de 55%. Es fácil pensar que más que una respuesta al gobierno de Sheinbaum, la derrota de Morena en la CDMX se debe a una reacción ante el desdén del Presidente por las banderas y causas de los capitalinos, y por otra parte, a la corrupción de los alcaldes que manejan sus alcaldías como feudos medievales. De hecho, una encuesta del Reforma revela que el 34% de los capitalinos consideran que la derrota de Morena se debe al desempeño del Presidente, y 33% al desempeño de los alcaldes. Solo el 7% considera que Sheinbaum sea la razón de la debacle morenista.

El problema es que las elecciones demostraron que Sheinbaum por sí sola no tiene la fuerza para contrarrestar el efecto AMLO en la capital. ¿Puede un Jefe de Gobierno de la CDMX perder la capital y aún así ganar el país? ¿Puede el efecto AMLO en el país derrotar al efecto AMLO en la CDMX? La respuesta cae en el terreno de la incertidumbre política, pero sin lugar a dudas, perder la capital volvería mucho más difícil el escenario para Sheinbaum en 2024. En ese sentido, la Jefa de Gobierno avanza como una equilibrista sobre una cuerda floja. Por un lado tiene que mostrar lealtad a quien le puede dar la candidatura, por el otro, no puede descuidar a quienes le pueden dar la presidencia.

Quizás la mejor estrategia para Claudia Sheinbaum sea la de plantear un proyecto de ciudad muy claro y fuertemente vinculado a su persona. Un proyecto de ciudad que le dé la fuerza para que pueda por sí sola imponerse ante la tendencia negativa de AMLO en la ciudad, y al mismo tiempo, aprovechar la tendencia positiva del Presidente en la gran mayoría del país. Hasta el momento, Sheinbaum ha destacado en su labor como Jefa de Gobierno, sobre todo en el marco de la pandemia, donde, justamente, su independencia de las políticas federales le ha traído buenos dividendos. Sin embargo, no existe una claridad de proyecto de ciudad que los capitalinos asocien a la Jefa de Gobierno. ¿Qué ciudad se imagina Claudia a mediano y largo plazo?

La mejor apuesta de Sheinbaum es construir una ciudad que se inserte en la narrativa presidencial pero que incluya de manera prevalente la agenda de los capitalinos que ha sido desdeñada por el Ejecutivo. Un proyecto palpable, de infraestructura, rescate ambiental y seguridad pública. ¿por qué no reconstruir a las corporaciones de seguridad y las instituciones de procuración de justicia? ¿por qué no transformar físicamente la ciudad en una vanguardia ecológica? ¿por qué no volver esta ciudad un ejemplo al país de seguridad e igualdad para las mujeres y las minorías? Todo eso en el marco de una ciudad que acabe con su problema más grave: la desigualdad. Claudia se encuentra ante un dilema, pero ningún camino por sí solo se presenta como la respuesta correcta, de alguna u otra forma tendrá que conciliar lo inconciliable: Claudia Sheinbaum tendrá que encontrar una tercera vía que incorporeé a las dos que ahora se le presentan en forma de dilema.

Analista político.

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