La fuente de Cibeles fue el lugar de encuentro para la concentración de decenas de miles de españoles que se manifestaron en contra del gobierno socialista de Pedro Sánchez el pasado 21 de enero. Con el lema “Por España, la democracia y la Constitución”, banderas nacionales incluyendo las utilizadas durante el franquismo con el Águila de San Juan, fueron junto con el líder ultraderechista de Vox, Santiago Abascal, los protagonistas, a pesar de haber sido convocada por más de cien organizaciones de la sociedad civil. Alberto Núñez Feijóo, actual líder del Partido Popular no estuvo presente ni la presidenta de la Comunidad de Madrid del mismo partido, Isabel Díaz Ayuso, pero manifestaron su apoyo a la protesta en días previos.
Esta ha sido la mayor manifestación en contra el Gobierno de Pedro Sánchez desde la convocada hace cuatro años. Aquella logró tener la presencia del espectro centro-extrema derecha: Pablo Casado del Partido Popular (derecha); Albert Rivera de Ciudadanos (centro) y el mismo Abascal (extrema derecha), quien es una suerte de sobreviviente político frente a los previamente mencionados. En aquel momento, se celebraron elecciones dos meses después y su bien el PSOE fue el partido más votado. Ante la ausencia de poder formar una mayoría parlamentaria, los comicios se repitieron en noviembre y Pedro Sánchez, se mantuvo en la Moncloa con un pacto con la izquierda de Unidas Podemos, del entonces líder Pablo Iglesias, así como de la mano de fuerzas políticas separatistas como Bildu -formada por líderes y organizaciones provenientes de ETA- y Esquerra Republicana de Catalunya. Esta coalición ha sido uno de los principales cuestionamientos que se le han hecho a Sánchez. España ha padecido el terrorismo de ETA así como el conflicto separatista catalán, los cuales, han dejado como saldo profundas cicatrices y divisiones sociales.
La reciente manifestación tiene lugar después de que el gobierno derogara el delito de sedición, principal cargo por el que la justicia española condenó a nueve líderes separatistas catalanes por su papel en el intento fallido de independencia de la región en 2017. Por lo que la protesta fue el espacio idóneo para catalizar los sentimientos antiseparatistas conjugados con altas dosis de nacionalismo español y rechazo al “sanchismo que pone en peligro la integridad España al pactar con los enemigos de España”.
Este año se celebran elecciones autonómicas y municipales en mayo y generales a finales de 2023 y de momento, según diferentes sondeos el PP sería la fuerza más votada, aunque necesitaría de Vox para alcanzar una mayoría. Según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), organismo público adscrito al gobierno, el PSOE ganaría con apenas casi 2 puntos y seguiría necesitando del apoyo de sus actuales aliados. Los tiempos de las mayorías absolutas de Felipe González (PSOE) y Jose María Aznar (PP) han quedado atrás y hoy, España se encuentra entre el nacionalismo y nativismo de Vox o el separatismo catalán y abertzale.
El escritor Fernando Savater, quien fue uno de los asistentes a la manifestación del 21 de enero, ha sido durante años un agudo crítico del separatismo y ha formado parte de organizaciones y movimientos de lucha contra la violencia terrorista en el País Vasco. En 2015 escribía: “Lo importante es tener claro quiénes son los enemigos, porque ellos delimitan la identidad”.
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Periodista y analista político.