La detención de Caro Quintero, como el caso Cienfuegos, ponen de manifiesto las confrontaciones y tensiones tanto al interior del gobierno de Estados Unidos, como en el mexicano.
La noche de la captura, el Fiscal General de Estados Unidos, Merrick B. Garland, a través de un comunicado del Departamento de Justicia, celebró y reconoció la detención del narcotraficante, pero también, señaló que el arresto fue producto del “trabajo incansable de la DEA y sus socios mexicanos” y aseguró que buscarán su “extradición inmediata”. Por su parte, Anne Milgram, directora de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), confirmó la colaboración de la agencia: “Nuestro increíble equipo de la DEA en México trabajó con las autoridades para capturar y arrestar Rafael Caro Quintero (…) El arresto es el resultado de años de sangre, sudor y lágrimas. Sin su trabajo, Caro Quintero no enfrentaría la justicia”.
Al poco tiempo de ambas declaraciones, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, contradijo a su gobierno y señaló que “la detención de Caro Quintero fue realizada exclusivamente por el gobierno mexicano”. El presidente López Obrador reiteró dicha postura y que la DEA, no tuvo injerencia alguna en esta operación, más allá de que existan acuerdos de cooperación en esta materia.
En semanas recientes, el embajador Ken Salazar se encontraba bajo fuego amigo desde Washington en la antesala de la visita presidencial “por su cercanía con López Obrador”. Hoy, Salazar y López Obrador defienden la versión de que el operativo fue exclusivamente operado por la Secretaría de Marina, mientras que la DEA se atribuyen parte del éxito y el Fiscal General estadunidense lo celebra.
No es la primera vez que el presidente López Obrador tiene un desencuentro con la DEA. En octubre de 2020, la DEA arrestó a quien fuera el jefe máximo del Ejército mexicano durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), el general Salvador Cienfuegos en el aeropuerto de Los Ángeles, quien era acusado de cinco cargos vinculados al narcotráfico. Al inicio, el presidente López Obrador celebró la captura y aseguró que “si no podemos hablar de un narcoestado, hablamos de un narcogobierno”, sin embargo, el presidente reculó y puso en marcha una operación de Estado para su repatriación.
El presidente pasó de condenar el vínculo del gobierno anterior con el narcotráfico, a asegurar que la DEA le “fabricó (a Cienfuegos) los delitos de lavado de dinero y narcotráfico”. Cienfuegos fue entregado por las autoridades estadunidenses a la FGR y ésta, determinó no ejercer acción penal en contra del general.
La supuesta colaboración para la captura de Caro Quintero se daría entre la DEA y la Marina, no con el Ejército. Esto tiene causas y consecuencias en ambos lados de la frontera.
Lo que preocupa no es la cercanía de Salazar con López Obrador, lo que preocupa son los posibles desencuentros entre los círculos políticos estadunidenses con la administración Biden y el Ejército mexicano.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.