De todos los premios hollywoodenses de temporada, el Oscar es el más antiguo, el más codiciado, el más conocido; el ser nominado garantiza taquilla y prestigio. Este año, Ryan Gosling ha sido nominado como mejor actor secundario por Barbie. Espero que no gane. Mejor Robert Downey Jr. o De Niro. Los tres son estrellas en el firmamento por cuenta propia, claro, con muchos premios y nominaciones, pero con eso de que ahora se trata de trabajo en equipo, ensambles que dan vida a la visión de quien dirige, la estatuilla estaría ad hoc. O que gane Sterling K Brown y así de paso se llevan crédito por “inclusión”. Al Hulk (Mark Ruffalo) habría que dejarlo completamente fuera de la competencia. Pero no Ryan Gosling. No por esta película. Este excelente actor tiene en su currículum cintas como Drive, The Notebook, La La Land, Crazy, Stupid, Love, pero, Barbie? Y no es que tenga algo en contra de Ken, sin lugar a duda Gosling la hace muy bien, pero ¿cómo me explico? Lo que empezó como un rol divertido en un proyecto fantasioso y con presupuesto, se convirtió de pronto en una especie de estandarte pseudo-feminista cuyos actores sintieron indignación e insulto porque ni la directora ni la titular de la película fueron nominadas para este premio en particular. Entre “Golden Globes”, “People’s Choice”, SAG, y demás reconocimientos, Barbie lleva de más de 35 nominaciones varias incluyendo 8 Oscares, uno de ellos por mejor película. Por lo pronto yo propondría en todas las categorías a los genios detrás del marketing de este fenómeno. Wow.
Soy gran fan de Barbie, la original, el ícono feminista del que escribí mucho antes de la fiebre Barbenheimer del verano pasado, así que no tomó mucho llamar mi atención. La decisión de asistir al cine se dio con todo y a pesar de su procedencia, me convencieron. Una película producida por Mattel y distribuida por Warner Brothers no va a cambiar al mundo y mucho menos acabar con el patriarcado. Fui al cine con interés –después de todo es dirigida por la afamada Greta Gerwig - aunque llevé mi salero. Margot Robbie me gusta y el casting fue genial. Junto a mí se sentaron una señora joven y su hija preadolescente. Compré palomitas. Me quedé hasta el final. Como dice mi amigo el escritor y crítico de cine Miguel Cane, Barbie es Un anuncio de juguetes de dos horas con subtexto disque existencialista y filosófico por parte de su petulante directora. Auch. La película se contempla con alegría, se ve sensacional desde cualquier punto de vista con colores brillantes en sets impresionantes, coreografías perfectas, vestuario llamativo, pura gente bonita. Pero no tiene substancia. Bien merecida la nominación para América Ferreira como mejor actriz de reparto, a ella sí. Su monólogo es claro y contundente, explica sin esfuerzo las contradicciones en la vida de la mayoría de las mujeres contemporáneas, pero no nos dice nada nuevo. Salí del cine con la panza llena de palomitas, pero igual a como llegué. Tampoco se me pegó ninguna canción.
Aun así, existen datos interesantes. Barbie tuvo el gran mérito de sacarnos de la sala y llevarnos al cine. La película tuvo un presupuesto de 100 millones y hasta ahora ha recaudado más de un billón y medio. Además, En una industria donde la disparidad de género se refleja en los salarios de las estrellas, da gusto saber que Ryan Gosling y Margot Robbie recibieron lo mismo: 12.5 millones. Todo en dólares, por supuesto.