La historia del arte tiene varios capítulos donde trata del hurto de obras famosas: La Gioconda, de Leonardo; El grito, de Munch; y Las amapolas, de Van Gogh, son de los más emocionantes. Mónica Lavín ha escrito Camila y el cuadro robado, publicada por Planeta en su sello Destino, en la Ciudad de México en marzo de 2019, donde Camila, una joven de 17 años, investiga el robo de En el espejo del Museo de Arte de la Ciudad, un cuadro de la famosa pintora J.L., que se distingue “por la manera en que la misma mujer se veía de frente y espalda, como si entrara y saliera por un cristal que las separaba y repetía.” La joven, que estudia prepa, decidió hacer su trabajo final sobre robos de cuadros para pasar una materia, lo que la obligará a entrar en un laberinto oscuro del que usted saldrá como testigo protegido. No olvide que “disfrazarse es engañar.”

Camila es guapa, hija de una chef y de un galerista que quiso ser pintor. Vive con su mamá porque sus padres se divorciaron. Habitan una casa linda con jardín y un sótano donde hay de todo, sobre todo recuerdos. Él se casó de nuevo y tiene una hermanita, Soraya, que un fin de semana se queda a dormir con ella. Uno de esos días conoce a un chico que va a la misma prepa y que la hace perder la calma, al que llama Aliento, ya verán por qué. Su mejor amiga es Pamela. Lucía, la mamá, trabaja en el restaurante del Museo de Arte. ¿por qué elige ese tema? Porque le llama la atención el robo. Mientras avanza en la pesquisa mostrando sus dotes de detective, reflexiona sobre un asunto clave en el trabajo de investigación: El por qué: “Se quedó pensando en que las razones del que roba podían tener que ver con las razones del que pinta.” Su relación con Aliento también crece y comparten opiniones; él piensa que un ladrón de cuadros lo hace por dinero. Camila no se detiene, descubre un cuento, El jockey mira un cuadro, de Mónica Lavín, que coincide con ella en que: “Los ladrones pueden tener una relación con el cuadro, les puede gustar, hipnotizar, acompañar.” Se trata de El Grito, de Edvard Munch, sustraído de la Galería Nacional de Oslo en 1994. La autora no lo menciona pero ella lo deduce. Se entrevista también con J.L., que se hallaba harta de periodistas que deseaban conocer su opinión acerca del despojo. Simpatizan. Le confiesa que un coleccionista le quiso comprar la obra antes de que se la llevaran los del museo, pero que no tenía idea de quién se hubiera interesado en robarla. Total: un callejón sin salida.

Con prosa precisa, la novelista nos lleva en este viaje juvenil en que la manera en que una pareja se relaciona es muy dulce, al tiempo que la estudiante desarrolla el sentido del pensamiento lógico, haciendo pequeños descubrimientos, explorando las posibilidades de la especulación y atreviéndose a dar pasos hacia una conclusión final. Aliento la estimula y le ayuda con parte de la tarea. Como el asunto es delicado, ella no se atreve a comentarlo con su mejor amiga ni con su madre, quien no ha dado señales de alarma por el robo en el museo donde cocina. Por cierto, Mónica menciona algunos platillos y postres que les pueden decir que vale la pena vivir: salmón en costra de hojaldre, ensalada de hinojos, enchiladas huastecas, mini molletes con huevos de codorniz, tarta de betabel y piñón, nieve de pistache y otras delicias. Desde luego, los jóvenes no perdonan las pizzas. Y una cosa linda, Lucía y Camila aman tomar café, incluso antes de desayunar. A lo largo de la novela, usted seguirá a una joven inquieta, inteligente, desconcertada, enamorada, que come, duerme, investiga, sale con su padre y con su madre por separado, baila de todo y se da besitos con Aliento, hasta que una noche... Perdón, nunca afectaré su gran privilegio de conocer de primera mano un final que los va a dejar mirando por la ventana, ¿qué hay allí? Sobre todo por la fuerza narrativa que lo antecede.

Para estos días en que leer nos hace más parecidos a nuestros padres y abuelos, Camila y el cuadro robado es una novela perfecta. Una aventura urbana contada con mucho amor a la humanidad, con una confianza absoluta en el sentido de ser y estar en el mundo haciendo algo. Todos los personajes son dinámicos. Creo que los desconcertará la actitud de Camila cuando Aliento sale en busca de la policía para cerrar el caso, y les gustará la madurez con que da el siguiente paso. Ya me contarán y de verdad: No salgan de casa.

Google News

TEMAS RELACIONADOS