México es un perpetuo sobresalto, señala Arturo Pérez-Reverte en su novela más reciente, Revolución, publicada por Alfaguara del grupo Penguin Random House, en octubre de 2022, en España, México y otros países latinoamericanos. Como seguramente están suponiendo, el tema es la Revolución Mexicana y dentro de los personajes importantes están nada menos que Pancho Villa, Genovevo Garza, Francisco I. Madero, uno de sus hermanos, Maclovia Ángeles, Yunuen Laredo, Jacinto Córdoba y el joven ingeniero en minas Martín Garret Ortiz, que se ve involucrado debido a sus conocimientos en explosivos, posteriormente por curiosidad y al final ustedes verán por qué. “Hay cosas que los hombres que se visten por los pies deben resolver como es debido”, le subrayan en algún momento, y ya verán cómo se las gasta este español que le gustaba México.
La novela empieza en Ciudad Juárez, cuando se convierte en el centro de la lucha entre la gente de Madero y la del gobierno. Garret, que trabaja en una de las minas de la región, sale de su hotel al escuchar la balacera. Se refugia en una cantina donde conoce a Genovevo Garza, que al saber su profesión, se lo lleva para un trabajito con dinamita. Con el espíritu narrativo que lo caracteriza, es decir, una escritura cuidada en extremo, Arturo Pérez-Reverte, nacido en Cartagena España en 1951, desarrolla capítulos de acción intensa con momentos de calma donde los líderes intentan tomar decisiones políticas que los que están en el frente no entienden muy bien. En esta parte aparece el apache Sarmiento, que mira a Martin Garret con desconfianza y que hará crecer una enemistad entre ellos que ni Villa podrá evitar. El triunfo de la Revolución lleva a Martín a la Ciudad de México, donde topa con la gente fina de la ciudad, que se reúnen en Sanborns o en el Jockey Club; allí conoce al socio mexicano de la mina donde trabaja, a Jacinto Córdoba y a Yunuen Laredo, que le sacudirá el corazón y dos o tres sentimientos de los hacen que la humanidad mezcle su genética y como saben, “quien tiene cola de zacate no debe jugar con lumbre”.
El estilo con que el novelista nos cuenta la historia es abrasador, emocionante, comprometedor. Pérez-Reverte es un maestro en la creación de atmósferas de tensión narrativa; por eso sus novelas se leen rápido y son una auténtica fiesta para cualquier espíritu que ame la innovación. Pueden decir, Arturo es una fiesta y conseguirán que Hemingway sonría y se eche un trago a su salud. No quiero dejar fuera la capacidad que el autor ha desarrollado en el uso del lenguaje mexicano. Encontrarán expresiones como, “ya se hizo el chilorio”, “como dijo un marinero, más vale que zozobre a que zofalte”, “las balas tienen ideas propias”, “cada gallo picotea su mais”, “lo vas a dejar más cadáver que el gusanito del mezcal”, “ese día van a sobrar sombreros”; y como siempre, no me gusta tocar su privilegio de descubrir este universo lingüístico que resulta realmente muy atractivo y no queda otra que reconocer la capacidad del autor de aproximarse, de esta manera tan íntima, a nuestra manera de ser mexicanos, esa que se apoya en nuestra identidad lingüística.
Entonces, aparte de que podrán disfrutar una excelente novela sobre la Revolución Mexicana y algunos de los nombres que nos quedaron de ese movimiento, podrán seguir una historia llena de acción, olor a pólvora, y en algunas páginas aroma a perfume fino y un rostro muy especial que provoca que el protagonista se enrede en su propia sombra. Ya me contarán.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.