Una novela es un cuerpo. Puede tener escoriaciones, incluso mutilaciones y partes nebulosas, pero algunas son cuerpos perfectos que brillan por sí mismas, que en la lectura se olvida el autor o autora porque la novela ocupa completamente nuestra mente. Es lindo. Es estimulante. Hasta puede atenuarse por un momento que una ciudad esté en un torbellino de violencia y que apenas ayer asesinaran a uno de tus mejores amigos porque se negó a pagar derecho de piso. Hay novelas tan bien escritas que es posible hacer una pausa y apartar nuestra fragilidad. Tal es la gran virtud de La isla de la mujer dormida, novela de Arturo Pérez-Reverte, publicada en España y México en octubre de 2024, por Alfaguara del grupo Penguin Random House. “El novelista más perfecto de la literatura española de nuestro tiempo.” Dice El País. Por supuesto que avalo esas palabras, y lo que sigue.

En esta novela, durante la guerra civil española, los soviéticos enviaban armas y otras cosas a los republicanos a través del mar Egeo. Los franquistas, apoyados por Alemania e Italia, comisionan a Miguel Roldán, un recio marino mercante que “prefería la certidumbre del mar a los azares desconocidos de la tierra firme”, para que dirija una operación de hundimiento de barcos con carga bélica en el estrecho de Dardanelos. Para esto le facilitan una torpedera veloz y un grupo de marinos aventureros que no temen morir. Se instalan en una isla perdida, La isla de la mujer dormida, propiedad de Katelios, un noble griego venido a menos, casado con una bella exmodelo rusa, que a pesar de sus años conserva parte importante de su belleza.

Roldán establece una buena relación con el piloto Eleonas, un contrabandista griego, necesario para tener éxito en la misión. A la par de narrar los preparativos de los marinos para cumplir su trabajo, con información que se genera en Estambul que obtiene un espía, que intercambia datos con otro espía español del bando contrario, con quien juega ajedrez y se relaja, Pérez-Reverte cuenta la historia de la pareja y las características de la relación, desde sus tiempos en el jet set hasta el estado actual en que además de dos sirvientes, son los únicos habitantes de la isla, donde viven en una casa antigua en franco deterioro. Pronto el barón Katelios invita a Roldán a su casa para conocerlo. El marino es taimado, no tiene interés en la pareja y no puede revelar nada, pero entiende que está en su territorio. Por supuesto que despierta interés en la baronesa Lena Katelios. Ya descubrirán cuáles son sus pretensiones y por qué visita con frecuencia Syros, la isla más cercana; alguien que opina, “solo una mujer vulgar…acepta ser obediente a la moda.”

Mientras la guerra en la península continúa, la torpedera inicia su cacería en el Egeo. Además de la paga, que depositan en algún banco, el grupo cuenta con un cocinero que cumple, alguien que no tiene reparos en que su mujer atienda a los varones, previo acuerdo pecuniario. Roldán se sorprende pero el piloto lo convence de que es mejor que los hombres se desfoguen. ¿Qué pasa con los operativos?, ¿fueron completamente exitosos?, ¿qué pasa con un grupo tan especial? “Para bien o para mal, las cosas son lo que hacemos que sean”, expresa uno de los personajes, y a algunos lectores no nos queda otra que mirarnos las manos, y recordar lo que tenemos de gitanos. Lean esta excelente novela y me cuentan qué les pareció. Para mí, es un homenaje al buen gusto.

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