“Solo vivirse”. Asegura Maritza M. Buendía en su novela Cielo Cruel, publicada por Alfaguara del grupo Penguin Random House, en México, en junio de 2023. Y esa es la historia que desarrolla. Un grupo de mujeres amorosas y tres varones dispuestos que tejen sus vidas, sus emociones y lo que significa estar vivo entre el éxtasis y la vida cotidiana, en una ciudad de cantera, calles angostas y museos famosos, llamada Cielo Cruel, nombre que podría ser una marca registrada y donde el amor pinta algunas puertas del color de los sueños. “Negarse al amor es una manera de pisotear el derecho a la vida”. No digan que no.

Mar, a quien le han dicho que su nombre es de villana, cuenta su historia y la de su familia. Su abuela Belén tan especial en su biografía, su bisabuela Longina siempre presente y su madre Gloria que le revela lo importante que es el sexo en la vida sin decirle una palabra. Mar crece temiéndole a terribles lestrigones que habitan bajo la alfombra de su habitación donde sabe que hay un sótano, donde escudriñando encontrará una antigua valija que dará cuerpo a su tía abuela Margarita, que un día conoció a Sergio y se convirtió en su amante. En esta novela, todas las tardes son suaves, el sol no cuenta y el clima es el que deciden los cuerpos. Que les quede claro, expresa la autora, “hablar del amor no es hacer el amor”. Y usted que ha vivido tantos momentos cálidos, comprende que hay conversaciones que acaban donde empiezan. “El enamorado es un ser subversivo”. Órale, y ustedes que han hecho tantas revoluciones, dominan la semántica de este enunciado que entra por un oído y jamás sale por el otro, y bien saben que la que busca encuentra.

Maritza nació en Zacatecas, una de las ciudades más bellas de México, y es parte de las escritoras que mejor expresan las emociones más puras de las personas en edad de merecer. Cielo Cruel es una novela de personajes completos, que no temen ejercer el deseo por el otro, por la otra. Está escrita con absoluta fineza, prueba de que Buendía requiere de unas cuantas palabras para contar una historia donde lo más sobresaliente son los cuerpos en pleno gozo. Así que no tema imaginar a Alejo, ese joven que es placer en sí mismo pero que guarda un temor, que ya verá usted como lo resuelve. Avance rápido en la lectura para que pueda ver las piernas de Mar, esa joven que conoció el mar a los 18, algo que deseaba desde niña, y supo que era un espejo irrompible. Gloria, Soledad y Fernando los dejarán anonadados, pero no es culpa suya, sino de ese muro que oprime nuestras cabezas y lo vemos de vez en cuando. ¿Severino y Belén? Serán suyos, sobre todo de los que saben que en el amor, las treguas tienen nombres más lindos que las estrellas del sur.

Puede ser que usted piense que Mar es un modelo de mujer y nadie se opondrá, y menos Alejo, que un día la escuchó, vio sus piernas y pensó que el mundo era pequeño y se podría representar por un nueve, mientras ella disertaba sobre Boticelli y Stendhal y recordaba a Pedro Coronel y a la chispa de la vida. ¿Saben que Mar coleccionaba no-maridos? Invertía millones y asistía a congresos en regiones ignotas donde una chica podría cabalgar en un toro o acariciar una reproducción del David. Aunque siempre obtenía productos perecederos, le encantaban los intercambios. En fin, Cielo Cruel es una novela para leerse, mensajear con las amistades y afirmar que vivir es un don que no debe quemarse en infiernitos.

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