Primero de agosto de 1971. México está caliente. Aunque han pasado tres años, el 68 está más vivo que nunca. El 10 de junio es la pus de todas las barbaridades. Se prohibe ser joven. Se prohibe fumar y volar en los hoyos fonkies. Se prohibe mentarle la madre al p gobierno. La policía, el Ejército, el gobierno y la gente decente nos persiguen. Entonces nos enteramos de una tocada. Es en Nueva York, en el Madison Square Garden. George Harrison y sus compas tocarán el primer concierto a beneficio de una causa. La hambruna en Bangladesh, país azotado por todo tipo de miserias. Órale. En unos días se cumple el quincuagésimo aniversario del Concierto para Bangladesh en que se reunieron varias estrellas del rock de todos los tiempos. La idea fue de Ravi Shangar, expresó Harrison, que consiguió que sus amigos presentes corrieran con sus gastos. Tocaron, además de los organizadores, tres músicos indios que junto con Shangar abrieron el concierto, en un lugar abarrotado de fans que cooperaron para un fondo que administra la UNICEF. Después de la música de los vedas, apareció la banda con Harrison de traje blanco y camisa anaranjada. “Wah Wah” fue la primera rolita que se dejaron caer, y pudimos ver a los músicos en lo suyo. Esto en la película que llegó en 1972.
Una de las integrantes del coro dijo emocionada que había sido una noche mágica. Claro, junto a George baqueteaba la batería Ringo y como guitarra estelar sonaba nada menos que Eric Clapton, que se encontraba en una malilla insoportable que casi no le permite tocar, estaba Billy Preston, conocido como el quinto Beatle, uno de tantos, Bob Dylan que llegó horas antes del concierto y que maldita la falta que le hizo ensayar más, Leon Russell en el órgano, bajo y cantando Jampin’ Jack Flash de los Rolling Stones, la fineza musical de Badfinger, Klaus Voorman con su seriedad y excelente sonido, The Hollywood Horns, magníficos en el aliento, Jesse Davis, estupendo guitarrista y varios músicos y cantantes más. Recuerdo sus voces, su sonido y su presencia alrededor de George. Fue grandioso oír algunas rolitas del concierto en la radio y después ver la película con ganas de que no acabara.
Fue increíble ver a Ringo cantar “It don´t come easy”, con la humildad del genio. Al admirado Leon cantando esa rola de los Stone que tanto le gusta al Zurdo Mendieta, dentro de Youngblood. Billy tocó, cantó y bailó. Desde luego que fue placer grande escuchar a Clapton, que por esos años se decía era el mejor guitarrista del mundo, junto a otros dos muy estimados que curiosamente se iniciaron en la misma banda. El sonido de Clapton para “While my guitar gently weeps” es fenomenal, ¿vieron dónde coloca el cigarrillo? Allí lo poníamos cuando tocábamos y no queríamos dejar de fumar. La versión de “Here come the sun”, es impecable con ese par de guitarras acústicas llegando al corazón. Bob Dylan, recién desempacado de Ibiza, después de dos años sin aparecer, fue recibido con un gran aplauso. Es probable que entre el público se encontraran los que años después lo señalaron para el Nobel de Literatura. Cantó varias, entre ellas la emblemática “Blowin’ in the wing”, acompañado por Harrison y Russell. Luego George cantó “Something”, según muchas, la canción más romántica del siglo XX. Luego salió con la banda. La raza pidió más. Regresó y cantó “Bangladesh” para dejarnos fríos. Leonor y yo cumplimos antier 25 años de casados. Brindamos toda la tarde. ¿Saben qué música escuchamos?