El 8 de diciembre Francisco impondrá el capelo cardenalicio a 21 nuevos cardenales, 20 de ellos con derecho a voto, con lo cual el número de electores se elevará a 141, una cifra alta, aunque el personal se jubila pronto, pues a los 80 años pierden el derecho a elegir el nuevo pontífice. La edad promedio de los cardenales electores es de 71 años, con los nuevos electores la edad promedio de los mismos bajará a 69 años. Evidentemente esta posición marca el fin de la carrera clerical y define lo más apreciado para quienes eligieron ser sacerdotes, aunque eso tiene sus matices.

La Santa Sede, nombre legal del estado, único en el mundo que reúne a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y al Estado de la Ciudad del Vaticano, que con sus 60 hectáreas donde ejerce soberanía territorial lo acredita como sujeto de derecho internacional, privilegio que no tiene ninguna otra iglesia, es además de las pocas monarquías absolutas de base teocrática que existe en la actualidad.

El Papa tiene la potestad de elegir a quienes elegirán su sucesor; en la Santa Sede no hay división de poderes, él define la legislación y tiene la autoridad para aprobar o rechazar los fallos de los tribunales eclesiásticos, nadie puede oponerse a sus decisiones, si quisiera renunciar, como fue el caso de Benedicto XVI y nadie tiene autoridad para aceptarle o rechazarle la dimisión.

Ya definidas las coordenadas del poder institucional debemos entender que además el 68.6% de los sacerdotes del mundo son diocesanos y el 31.4% religiosos. ¿Cuál es la diferencia? Los diocesanos asumen su carrera sacerdotal dentro de una diócesis territorial y habitualmente están al frente de una parroquia, mientras que los religiosos eligen desarrollar su vida sacerdotal dentro de una comunidad religiosa, que tiene además un carisma particular definido por el fundador de la Orden o Congregación religiosa respectiva. Hay además órdenes masculinas y femeninas que tienen diferentes objetivos pero pueden estar interrelacionadas por compartir el carisma fundacional.

Habitualmente los papas son designados del clero diocesano pues se supone que los religiosos no están preocupados por el Poder institucional y se dedican al carisma del fundador; tienen una vocación misionera y están más preocupados por abrir nuevos campos de evangelización; corroborarían estos dichos el hecho de que de los 266 papas sólo 25 vienen del clero religioso, el último había sido Gregorio XVI (1831-46). Francisco es el primer latinoamericano y el primer jesuita en la historia de la Iglesia. Esta realidad sirve para plantear que la designación de Francisco es el reconocimiento de los diocesanos que han fracasado en la gestión institucional y además es un “castigo” a los europeos por la crisis de la Iglesia en ese continente y sus repercusiones mundiales.

La crítica de los religiosos a los diocesanos, también llamado clero secular, es que han perdido la brújula y que están demasiado preocupados por insertarse “en el mundo” abandonando la vida espiritual y que es precisamente el reclamo de los creyentes ante la crisis de sentido que existe en el mundo contemporáneo. Esto es evidente en el discurso de Francisco quien llama constantemente a revitalizar lo sagrado en los aspectos cotidianos de la vida social y cultural. Reclama la atención para los “descartados y marginados”: adultos mayores, niños y jóvenes, las mujeres y las “periferias” de la Iglesia y los pueblos que viven (y sobreviven) en el Sur Global.

Los cardenales que Francisco ha ido designando tienen una lectura lógica muy precisa, incrementó notablemente los cardenales religiosos serán 66, el 47% del Colegio cardenalicio y las nuevas designaciones incluyen más representantes del Tercer Mundo, hay cardenales de 91 países distintos que son quienes definirán el nuevo papa. Además, no designa diocesanos europeos, pues generalmente designa religiosos. Los bloques más fuertes son jesuitas, franciscanos, salesianos y dominicos. La Sociedad del Verbo Divino entra fuerte con dos cardenales, un japonés y un serbio.

En términos geográficos hay 16 africanos (13.2%), 16 de América del Norte (13.2%), 17 del América Central, Caribe y América del Sur (14.1%), 12 asiáticos (9.9%), 49 europeos (40.5%) y 3 de Oceanía (2.5%). Esta proporción se mantendrá con las próximas designaciones. Francisco le agregó reuniones de los cardenales con motivo de los consistorios, antes nunca se reunían y esto le permitía a la burocracia vaticana “manejar” el proceso de designación del papa.

Visto estos elementos podemos inferir que la designación del nuevo papa, quien eventualmente sucederá a Francisco, está bien “planchada”; ¿quién será el designado? es difícil de predecir. Cuide su patrimonio y no haga apuestas peligrosas.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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