El mes de noviembre marcó un parteaguas en las correlaciones de fuerzas en América Latina. Las elecciones en Chile del 21 de noviembre de 2021 expresaron a nuevas fuerzas políticas y derrumbaron el sistema político de la transición post-pinochetista. Los partidos de la antigua Concertación perdieron fuerza y fueron reemplazados por el polo de extrema izquierda configurado por el Frente Amplio, un producto de las movilizaciones estudiantiles de 2007, la llamada Revolución Pingüina, quienes aliados con el Partido Comunista pasaron a la segunda vuelta electoral. En el campo de la derecha, la novedad es la derrota de la Unión Democrática Independiente y sus aliados que eran liderados por cuadros políticos vinculados al Opus Dei y a la derecha liberal. El triunfo se lo llevó José Antonio Kast del Partido Republicano, un cuadro de ultraderecha, hijo de un oficial del ejército alemán de Hitler refugiado en Chile. Kast es miembro del Movimiento Apostólico de Schönstatt, católico ultra conservador, fundado en Alemania a fines de la Primera Guerra Mundial. Kast firmó el Manifiesto Iberoamericano que propone el Partido Vox de España.
El 28 de noviembre fueron las elecciones en Honduras y, de acuerdo a los resultados preliminares, el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Xiomara Castro es el triunfador con el 53% de los votos. Castro es la esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya, en 2009. En este caso fue derrotado el gobernante Partido Nacional de Juan Orlando Hernández (JOH). El triunfo de LIBRE fue aplaudido por Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, Daniel Ortega, recientemente “reelegido” en Nicaragua y Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba. El golpe de estado de 2009 había involucrado a fuerzas conservadoras vinculadas al Opus Dei y el actual presidente se proclamaba evangélico y dentro de su gobierno tenían posiciones importantes cuadros políticos vinculados con la Iglesia de la Luz del Mundo. Esta Iglesia tiene una importante presencia en Centroamérica y cuenta con diputados en la Asamblea Nacional de El Salvador.
En Venezuela hubo elecciones estatales y municipales que fueron monitoreadas por numerosos veedores internacionales. El resultado electoral benefició al Gran Polo Democrático, hegemonizado por el Partido Socialista de Venezuela de Maduro, quien con este proceso se consolidó en este disputado país. Los observadores internacionales emitieron tibias críticas antes de retirarse y prometieron elaborar informes finales, que por su tardanza pierden fuerza. La oposición venezolana sale debilitada de estas elecciones y el triunfo electoral de LIBRE en Honduras, junto con el regreso al poder del MAS en Bolivia, representa una situación crítica para la OEA de Almagro, que en su momento no se movilizó contra el Golpe de 2009 en Honduras.
Honduras tiene un papel estratégico en la región, es sede de una importante base militar estadounidense y participa del exclusivo grupo que reconoce a Taiwán y no al gobierno de la República Popular China de Beijín; también es de los pocos países que trasladó su embajada a Jerusalén, en la época de Trump. Parte importante del programa económico de Xiomara Castro está basado en la ruptura con Taiwán y la recepción de importantes inversiones chinas. El principal ingreso de Honduras en estos momentos son las remesas de los migrantes, quienes viven mayoritariamente en Estados Unidos e integran fuertes contingentes de migrantes no documentados que pugnan en México por ingresar a ese país.
El triunfo de LIBRE en Honduras y la consolidación del Frente Amplio en Chile marca la derrota de la estrategia de golpes de estados e intervenciones militares para “reencauzar” la gestión política en función de los intereses norteamericanos. Cualquiera sea los resultados de la segunda vuelta en Chile y las encuestas, marcan la posibilidad de que Boric, el candidato de la extrema izquierda, derrote al ultraderechista Kast en la segunda vuelta, más el ya previsto triunfo de la izquierda en Colombia, a comienzos del año próximo, dibujan un nuevo mapa político en América Latina, donde el principal derrotado en el campo político religioso es el Opus Dei, inspirado en el Nacional Catolicismo español, que en su momento articuló a las fuerzas conservadoras.
Los golpes de estado fueron una estrategia “útil” para las fuerzas conservadoras en América Latina, quienes lograron triunfos momentáneos. La cuestión más notable fue que los golpistas no lograron, no pudieron o no les interesó el desarrollo de políticas que generaran “grandes consensos nacionales”. Entusiasmados por resultados momentáneos creyeron que éste sería el camino. Como ya se dijo en su momento: “de todos los sistemas políticos, el menos peor es la democracia”.