Los censos y las encuestas muestran varias tendencias muy precisas en el campo religioso latinoamericano que en muchos casos son motivo de controversias en el mundo académico, el cual está muy acostumbrado a diseñar sus investigaciones empleando las herramientas metodológicas de Estados Unidos o Europa. Lo más significativo es que las encuestas y censos muestran un descenso constante del catolicismo, el incremento sistemático del mundo evangélico, la aparición de personas que abiertamente se proclaman ateos y agnósticos y el surgimiento enigmático de personas que dicen no tener ninguna religión. Este comportamiento es típico de los sectores populares urbanos, medios rurales o pequeñas ciudades y clases medias urbanas emergentes.

En las clases medias altas y en la clase alta la situación es diferente, en muchos casos se educaron en colegios religiosos de elite y durante mucho tiempo fueron espacios típicos de la teología de la prosperidad católica o en los sectores conservadores de la Doctrina Social de la Iglesia. Volveré más adelante sobre este sector.

El descenso del catolicismo en los medios populares es resultado de la falta de formación religiosa de los laicos católicos quienes en muchos casos ignoran en qué consiste su religión. Pueden decir que son católicos por tradición familiar y es una respuesta sencilla para no preocuparse por el tema, porque simplemente no les interesa. Este segmento de población puede ser dimensionado. En el caso mexicano el censo de población del año 2020 asegura que en México el 77.7% de la población es católica, y el Anuario Estadístico 2020 de la Iglesia afirma que existen 7,648 parroquias, arrojando un promedio de 12,796 feligreses. Una cifra evidentemente inconsistente pues no cabrían en los templos.

Los antropólogos basamos nuestro trabajo en la observación directa para entender la realidad. En los templos católicos asisten personas en forma sistemática los domingos y están convencidas de que con eso cumplen sus obligaciones en la materia. Los sacerdotes más eficientes desarrollan grupos de laicos comprometidos con las tareas pastorales y actualmente están desarrollando un concepto de “iglesia en salida” de los templos y van a las casas de los católicos para que se involucren con la Iglesia.

Los evangélicos son quienes tienen más crecimiento y logran conversiones de católicos desencantados quienes consideran que su iglesia de origen no satisfacía sus necesidades espirituales. Están dispuestos e interesados en involucrarse en actividades espirituales como lectura de la Biblia, cambian su modo de vida, renuncian a un conjunto de actividades que ahora consideran pecaminosas y en muchos casos se involucran en pequeños emprendimientos productivos con sus familias que mejoran notablemente su situación económica y social. Sus hijos progresan en su educación formal y ascienden en sus trabajos y desempeños profesionales, están convencidos que el Evangelio les cambio la vida y para mejor.

Existe un segmento de población que dice “ninguna religión” y que algunos apresurados tratan de incluirlos en la categoría “nones” del Primer Mundo, nada más alejado de la realidad: son fundamentalistas que consideran que “religión es un conjunto de prácticas idolátricas” de los católicos, ellos simplemente se dedican a adorar a “Jesucristo, nuestro Señor”. “Nones” en Estados Unidos podría traducirse como “en materia de religión, nada en particular”.

Las clases medias altas y altas están decepcionadas del catolicismo de la prosperidad y el “mal ejemplo” de muchos sacerdotes ha llevado a que discretamente se alejen de la Iglesia Católica y por ello se han vinculado con grupos de la Nueva Era, de la Meditación Trascendental, del Budismo y el Hinduismo y Neochamánicos. En muchos casos practican formas eclécticas de vida religiosa que les permite transitar por todas estas propuestas sin mayores problemas. Esto generó fuertes crisis en las congregaciones de clase alta y altísima que están siendo cuestionadas por el Vaticano y la Justicia de varios países.

En un sector importante de los jóvenes han tenido impacto las “iglesias multisituadas” y los servicios religiosos por medios digitales. Esto reformula los conceptos tradicionales de los servicios religiosos, que habitualmente implican la asistencia a un templo y el contacto personal con pastores y feligreses. También define otros modos de trabajo pastoral que hace énfasis en la capacidad de transmitir carismas por medios digitales, a la vez que muestra la búsqueda en los jóvenes de nuevas formas de vida religiosa, debiendo mencionar que en muchos casos la búsqueda de nuevas formas espirituales tiene más impacto en varones que en mujeres.

Las complejidades de los mundos religiosos latinoamericanos representan un desafío para quienes quieren incidir en los mismos. Deberán ser expertos en comprender “los signos de los tiempos”.

Doctor en antropología. Profesor investigador emérito ENAH-INAH

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