La singularidad del complejo mosaico cultural de Siria es imprescindible para entender algunos aspectos del tema. La mayoría de la población es musulmana y el conflicto es entre musulmanes, aunque el 10% de la población es cristiana ortodoxa, maronita (católicos orientales) y nestorianos, entre otros. Debemos entender que dentro del islam se mueven distintas tendencias con diferencias doctrinales y políticas: la mayoría son sunitas, el tronco principal que considera que Mahoma no designó herederos y que serían designados por la comunidad de creyentes, se asumen como los seguidores de la Tradición y son el 90% de los musulmanes; le siguen los chiitas, quienes consideran que el sucesor es Alí, su yerno y primo.

Los chiitas (10%) son considerados heréticos por los sunnís pues un sector importante tiene expectativas de la llegada del doceavo Imán, quien aparecerá el Día del Juicio Final; son mayoría en Irak e Irán, la variante alauita era minoritaria, pero detentaba el poder en Siria a través del partido Baas y la familia Al-Assad; en Líbano tienen el partido-milicia Hezbollah, que se confronta con los musulmanes sunnitas y la importante minoría cristiana, que antes de la Guerra civil de los setenta del siglo pasado eran mayoría. Los hutíes son chiitas y mayoría en el occidente de Yemen.

Al interior de los suniitas debemos identificar a los salafistas que son considerados fundamentalistas y se expresan a través de los talibanes, Al Qaeda y movimientos similares. La antigua facción de Al Queda en Siria, “la Organización de Liberación del Levante” (HTS por sus siglas en árabe) es la que acaba de triunfar y controla la capital, Damasco, era considerada terrorista por las grandes potencias. Otra interpretación conservadora son los wahabís, que son mayoría en Arabia Saudita. Los drusos son una variante del chiismo y tienen importante presencia en Siria, que a su vez son considerados heréticos por la mayoría de los musulmanes. Los que viven en Israel apoyan al Estado e incluso son reclutados en el ejército (FDI).

En Siria se cruzan factores étnico nacionales importantes, Turquía es étnicamente otomana y esto le da una lectura étnico-religiosa específica y diferentes de los árabes y están en conflicto con los kurdos, quienes plantean su independencia y construcción de un estado propio. Los kurdos (sunnis) controlan el 25% del territorio sirio con su brazo militar (Fuerzas democráticas sirias) y fueron respaldados por Estados Unidos para que se confrontaran con los ultra fundamentalistas del Estado Islámico (ISIS), que quieren fundar un califato, esto implica que los turcos traten de evitar el empoderamiento kurdo, pues para ellos es un problema de seguridad nacional y los confronta con Estados Unidos, aunque ambos son aliados en la OTAN. En Irak, los Estados Unidos respaldaron una región autónoma kurda, que a su vez controla la mayor parte del petróleo iraquí

Los rusos tienen a su vez intereses geopolíticos, pues históricamente la Unión Soviética instaló dos bases militares (aérea y naval) en Siria, las únicas que tienen en el Mediterráneo y los rusos las heredaron. Esto los llevaba a respaldar a Al-Assad, aparentemente los turcos apoyaron al HTS y otras facciones, a su vez les dieron garantías a los rusos que mantendrían sus bases, por lo cual habrían abandonado a As-Assad y esto facilitó su caída.

Los grandes perdedores son los chiitas de Irán pues al perder sus posiciones en Siria, no pueden respaldar adecuadamente a Hezbollah en Líbano y a su vez debemos entender que Irán es también un estado multiétnico y tiene importantes minorías sunnitas, como los kurdos e incluso cristianos orientales. La mayoría chiita es persa y estaría siendo cuestionada por las minorías nacionales y religiosas y a su vez el consenso de la población en general está agotado por la guerra con Irak (8 años), el costo del apoyo a otros países y el bloqueo occidental, lo que pone en peligro al régimen islamista.

¿Quiénes ganan en este reacomodamiento de fuerzas? Es evidente que Turquía se afianzó como potencia regional, Israel se consolidó como un factor imprescindible en este contexto pues neutralizó a Hezbollah en Líbano, con lo cual sus aliados locales se fortalecen, consolidó posiciones estratégicas en Siria, a la vez que destruyó gran parte de su poderío militar y debilitó a Irán como potencia regional, lo cual aísla aún más a Hamas en Gaza. El debilitamiento de Irán fortalece a sus oponentes sunnitas como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos que estaban negociando con Israel y no olvidemos que los Huties de Yemen habían destruido la principal refinería de petróleo saudí.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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