El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, aunado a la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil en 2016, el primer lugar de Fabrizio Alvarado en Costa Rica, más el golpe de Estado en Bolivia de 2019 llevó a algunos académicos y especialistas en cuestiones latinoamericanas a predecir un triunfo de los fundamentalistas evangélicos en la política latinoamericana y continental. El problema que tenían estas afirmaciones era que se basaban en ciertos elementos de coyuntura, que a mediano plazo no tenían sustento, pero generó la expectativa de que se afianzaba una alianza entre los sectores conservadores evangélicos con las derechas católicas.
Los procesos electorales de 2019 marcaron el declive de las propuestas políticas evangélicas conservadoras, los resultados electorales de Argentina, Perú y Ecuador llevaron a las propuestas políticas evangélicas a resultados ínfimos en materia electoral. Probablemente la excepción fue Fabrizio Alvarado en Costa Rica, que logró buenos resultados, aunque en la elección de 2022 quedo en un tercer puesto. Los casos brasileños y colombianos ameritan un análisis particular.
En Colombia el triunfo de Petro marcó la consolidación de propuestas políticas que proponen cambios radicales en los modos de hacer política en América Latina. Las movilizaciones sociales acontecidas a fines de 2019 en Chile, Ecuador y Colombia mostraron el agotamiento de los modelos económicos aplicados que dejaban fuera a amplios sectores de la población, que habían agotado su paciencia esperando inútilmente que después de que los ricos se habían hecho más ricos, no les “salpicaba nada”.
La derrota de Bolsonaro en la primera vuelta electoral merece varios comentarios pues las encuestas predecían un 48% de votación para el candidato del Partido de los Trabajadores Lula da Silva, algunos optimistas señalaban que teniendo en cuenta el rango de error de las encuestas, el margen superior superaba la mitad más uno y que probablemente podría ganar en la Primera Vuelta Electoral. Bolsonaro supero las cifras de las encuestas rebasando el 43%. Mi hipótesis es que probablemente los encuestados no querían decir que apoyaban a Bolsonaro, cuyo fracaso de la gestión presidencial es por todos reconocida. Según la encuesta IPEC el 59% de los católicos y el 31% de los evangélicos apoyan a Lula, mientras que el 36% de los católicos y el 61% de los evangélicos van por Bolsonaro.
El Congreso de Brasil es algo complicado pues allí disputan diputados y senadores 22 partidos políticos con influencia nacional y regional, en la Cámara de Diputados el Partido de Bolsonaro tiene el 19% y será la primera minoría. En el Senado la derecha mantiene una presencia importante pues se renueva por tercios. La que se ha estancado es la bancada evangélica, que sólo incrementó un diputado, pasando de 101 a 102 diputados y mantuvo 13 senadores. La Cámara de Diputados tiene 513 representantes y la Cámara de Senados llega a 81 miembros. La bancada evangélica está registrada como un grupo de interés y en cuestiones estratégicas pueden aliarse con los conservadores católicos, muchas veces de la Renovación Carismática.
La integración de la bancada evangélica está integrada por diputados y senadores de distintos partidos que suelen coaligarse en temas de moral sexual y familiar: la igualdad de género, el aborto , la eutanasia y el matrimonio entre personas del mismo sexo , se opone a criminalizar la discriminación contra homosexuales , bisexuales y transexuales y el castigo físico a los niños. También rechazan la prohibición de las “terapias de conversión” para “curar” homosexuales. Logrando en diversas ocasiones desbaratar las propuestas de los colectivos feministas y LGTTTBQ+.
En términos porcentuales la población evangélica representa alrededor del 42% y aspiraba a obtener ese margen de representación. No lo obtuvo por una razón muy sencilla: muchos creyentes consideran que no pueden mezclar religión con política y evitan relacionarlas. La iglesia que tiene más legisladores es Asambleas de Dios (26), le siguen bautistas (12), Iglesia Universal del Reino de Dios Pare de Sufrir (11), presbiterianos (9) y el resto se distribuye entre 22 denominaciones diferentes. Probablemente Lula triunfe en la segunda vuelta y necesitará mostrar su capacidad política con un Congreso opositor.
La novedad en el campo político religioso es que se consolida cada vez más un polo progresista con tendencias de protestantes históricos, anabaptistas y pentecostales de izquierda, que no está encuadrado en la bancada evangélica de teologías dominionistas. La consolidación de una izquierda evangélica, que propone la necesidad de cambios sociales y políticos coincide con la renovación eclesial que propone el papa Francisco. El polo progresista evangélico fue importante en el triunfo de Petro en Colombia y actualmente es parte de las luchas de los sectores indígenas, campesinos y de pobres urbanos en el Ecuador.
Los problemas sin resolver de América Latina son un gran laboratorio de procesos sociales, políticos y económicos cuyo desenlace final es la gran incógnita.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.