Los años setenta del siglo pasado son claves en formalización de la interrupción del embarazo en el mundo creyente. En Europa se inició la legalización del aborto en los países de mayoría luterana (Suecia, Dinamarca y Noruega), para luego aprobarse en países de mayoría católica: Francia y Austria. En los Estados Unidos se aprobó por un fallo de la Suprema Corte en 1973.
El año 1978 fue clave en la legalización de la interrupción del embarazo en el mundo creyente; con meses de diferencia fue aprobada en Israel y en Italia, dos países claves para la cultura judeocristiana occidental. El caso italiano es muy interesante pues compromete a la cuna de la Iglesia católica, apostólica y romana. El 22 de mayo de 1978, el Parlamento italiano aprobó la Ley 194 y el 16 de octubre de ese mismo año asumió el pontificado Juan Pablo II, quién se involucró activamente en un referéndum revocatorio, aliado con movimientos provida. En 1981 se hizo el plebiscito y se ratificó la Ley.
Uno de los temas más debatidos fue el de la objeción de conciencia. De los 3,350 médicos obstétricos, 2,386 se declararon objetores de conciencia, negándose a practicarlo en instituciones públicas. Los movimientos feministas detectaron que muchos de estos “objetores” practicaban los legrados, pero en las clínicas privadas, mediante el pago de fuertes sumas de dinero. Lo que se conoció como el escándalo de las “Cucharillas de oro”.
https://elpais.com/diario/1983/02/11/espana/413766013_850215.html
El caso israelí fue también importante pues de alguna manera es la cuna de las tres religiones monoteístas. En 1978 se aprobó el aborto con dos modalidades: en instituciones públicas, donde debe ser ratificado por una junta médica y en las instituciones privadas, donde no hay ningún tipo de limitación. Consultados especialistas judíos en materia religiosa me explicaron que los judíos reformistas y conservadores plantean que no hay ninguna limitación en los Libros Sagrados para que la mujer decida sobre continuar o interrumpir el embarazo, aunque los sectores ortodoxos o ultraortodoxos se oponen con firmeza. Las mujeres en servicio militar tienen asegurado un tratamiento gratuito si lo solicitan.
https://www.timesofisrael.com/israels-abortion-law-now-among-worlds-most-liberal/
La lista de países que ha legalizado la interrupción del embarazo se sigue incrementando y se advierten algunas tendencias y polémicas que escapan a las dimensiones legales. Recientemente en México un grupo de iglesias evangélicas solicitaron al presidente de la República que intercediera ante la Corte Suprema de Justicia para que no despenalizara el aborto, llamaba la atención que, en el mismo comunicado, publicado en importantes periódicos, se marcara copia a los miembros de la Corte, pero no dirigían a ellos la misiva. En momentos que hay fuertes tensiones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial esta estrategia era muy extraña y días después la Corte aprobó por unanimidad un acuerdo, según el cual ningún juez podía iniciar una acción penal contra ninguna mujer por estas causas y además debían extinguir las existentes, y liberar a las que hubieran sido condenadas. Luego, emitieron otro fallo sobre la objeción de conciencia. La libertad de conciencia está garantizada por la Constitución mexicana, pero le tocará al Estado garantizarles a las mujeres su derecho a obtener una interrupción del embarazo en hospitales públicos.
El documento de las 32 organizaciones evangélicas, algunas con numerosa membresía y otras poco conocidas o de impacto local o regional, nos plantea otra pregunta: en México hay más de 9,800 asociaciones religiosas, de las cuales alrededor de 3,200 son iglesias independientes. Sólo el 1% de las asociaciones religiosas registradas solicitó una intervención al presidente, como jefe del Estado. ¿Qué paso con el 99% de las iglesias evangélicas que no firmaron?
La Jerarquía de la Iglesia Católica Romana en México convocó a sus feligreses y a los evangélicos a movilizarse, el 3 de octubre, en rechazo a los fallos de la Suprema Corte de Justicia. Nuestro equipo de investigación, con las precauciones debidas a la pandemia, se abocó a entrevistar a los actores y bases religiosas convocadas y hemos obtenido dos tipos de respuestas en el mundo evangélico. Si bien se oponen al aborto, consideran que esto es una cuestión de la conciencia de cada quién y que quienes reclaman acciones al Estado parten de una iglesia de vocación constantiniana, refiriéndose al emperador romano que hiciera al cristianismo religión de estado. “Cada quien es responsable de sus actos y sólo Dios juzga”, fue la síntesis de su respuesta. En el mundo católico, la respuesta fue similar, pero a esto podemos agregar una cuestión generacional: los jóvenes militantes católicos de la Generación Z consideran que es “muy mala onda” estigmatizar a las chavas que están en problemas.
Veremos qué pasa. La realidad es la única verdad.