Un elemento estratégico de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana es la unidad que se expresa en torno a la obediencia al Papa, quien sea y cualquiera sea su línea teológica y pastoral. La unidad teológica y pastoral de la Iglesia se expresa en la libertad de los disidentes, quienes deben manejar la dialéctica de obedecer al Sumo Pontífice, sin abandonar sus propios criterios y dentro de los márgenes institucionales seguir impulsando sus propias propuestas. Un ejemplo muy claro es el Opus Dei, que fue ostensiblemente respaldado por Juan Pablo II y Benedicto XV, pero que ahora le toca aceptar que en el Vaticano hay otra propuesta, pero no por ello se irán de la Iglesia. Simplemente están esperando que lleguen tiempos mejores.

En los últimos meses los conflictos, disidencias y controversias han recrudecido en esta milenaria institución, la última monarquía absoluta de base teocrática que sobrevive en Europa. Hay agitación pues Francisco ya tiene 87 años y lo que algunos creían que sería un “pontificado corto”, pierden la paciencia y ven que su salud es muy buena para su edad, además que es de una familia de longevos y probablemente sea uno de los ancianos mejor cuidados y atendidos del mundo. El Papa además sigue manejando su sucesión y cada vez queda más claro que día con día va afinando los detalles. Ya reformulado el Colegio Cardenalicio, que designará a su sucesor, ahora continúa desmontando sistemáticamente las estructuras burocráticas del Vaticano.

La burocracia vaticana fue durante siglos un mundo masculino, donde las religiosas tenían papeles totalmente insignificantes, aunque triplican en presencia a los sacerdotes. La estrategia de Francisco para desmantelar los aparatos burocráticos de la Curia romana ha sido ubicar a las religiosas y laicas en posiciones estratégicas de la institución. Esto lleva a que la perdida de poder patriarcal en la institución sea en cascada.

El relevo que se avecina está referido al control del Estado de la Ciudad del Vaticano, la sede territorial que le permite a la Iglesia Católica asumirse en un doble carácter de Iglesia y de Estado, pasando a ser sujeto de derecho público internacional y poder acreditarse en tal carácter ante los organismos internacionales y los diferentes estados del planeta. La Santa Sede tiene relaciones diplomáticas con 184 estados soberanos, y probablemente establezca relaciones diplomáticas con Vietnam.

El control del Governarato de la Ciudad del Vaticano es clave pues el Colegio de Cardenales reunidos en un Conclave debe deliberar y designar un nuevo Papa, a él responde directamente la Guardia Suiza y la Gendarmería Vaticana, mas gran parte de la burocracia institucional. Actualmente el cardenal , religioso formado en la Legión de Cristo, cumple 80 años el 1º de marzo de 2025 y debe jubilarse inexorablemente. La Secretaria General es la Dra. , un religiosa franciscana de 56 años, politóloga y profesora universitaria, sus cátedras son Economía del Bienestar y Sociología de los Procesos Económicos, probablemente será designada para sustituirlo. El Gran Camarlengo es el Cardenal Kevin Farril, quedará a cargo de la Santa Sede, ante la ausencia del papa, pero sus funciones son de protocolo, persisten todos los cargos designados por Francisco, hasta que designen el nuevo papa.

En este contexto debemos entender las clarisas cismáticas, la rebeldía del arzobispo Carlo María Viganò, los cardenales jubilados que exigen la renuncia del papa, los conflictos en el episcopado español, de Estados Unidos y de varios países latinoamericanos. Están tratando de ubicar estrategias para controlar la sucesión papal y evitar que el sucesor de Francisco sea alguien que continúe con su política de renovación eclesiástica y de aplicación de los cambios del Concilio Vaticano II. Por su parte, Francisco está amarrando todo el proceso para tener un sucesor confiable y leal a su línea renovadora de la Iglesia.

Lo que no perciben los opositores de Francisco es que su proyecto pastoral e institucional ha fracasado y que precisamente por ello Francisco fue designado papa. Los opositores a Francisco piensan que el poder de la Iglesia Católica se define en las elites europeas, cuando precisamente la estrategia del Papa ha sido empoderar al Tercer Mundo de la Iglesia Católica, designando cardenales africanos, asiáticos y los pocos progresistas que sobreviven en América y Europa, ante la conciencia del fracaso y las dificultades para controlar el relevo sólo les queda el cisma, la ruptura o un golpe de estado burocrático. Esto último es lo que está previendo Francisco: muchos son los llamados, pero sólo UNO el Escogido.

Doctor en Antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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