El 6 de junio tenemos elecciones en México y en Perú. En el caso mexicano son las elecciones intermedias donde se renueva la Cámara de Diputados, la mitad de los gobernadores estatales, congresos locales y autoridades municipales. Estas elecciones donde no se designa el presidente de la república, y se caracterizan por una menor asistencia de votantes, Aunque, en este caso los actores políticos le han dado mayor relevancia pues lo han llevado a una situación plebiscitaria sobre la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El caso peruano es más complicado pues se celebra la segunda vuelta electoral para designar presidente de la república; la primera cuestión es que ninguna encuestadora electoral supo predecir los resultados. Nadie aventuró que el maestro Pedro Castillo obtendría el primer lugar con 19% de los votos, pues las más optimistas le asignaban el 6.5%. Castillo es un líder magisterial de la línea dura y se le conoce por la dirección exitosa de una huelga de los maestros que duró tres meses y terminó derrotando a la Reforma educativa peruana. En la otra esquina está Keiko Fujimori, quien fuera la “primera dama” de su padre, un célebre y siniestro dictador que está pagando una condena de treinta años en la cárcel. Keiko está acusada de recibir financiamientos ilegales de Odebrecht y pudo competir pues aún no tiene sentencia.

Perú Libre, el partido de Castillo, se define como marxista-leninista-mariateguista e implica un resurgimiento de la izquierda peruana después del “invierno” producido por Sendero Luminoso. Castillo sintetiza un conjunto de contradicciones sociales que Perú nunca resolvió. Es pobre, maestro, campesino, de la Sierra (sinónimo de indígena y atrasado), sintetiza el polo de las contradicciones que nunca se “ven” desde el poder.

Keiko es de la Costa, no se le conoce ningún trabajo, siempre estuvo cerca del poder y desde los 19 años acompañó a su padre en todos los eventos protocolarios. En este contexto es corresponsable de masacres, violaciones a los derechos humanos, corrupción y esterilización forzada de miles de mujeres indígenas. En 2016 tuvo mayoría absoluta en el Congreso y desperdició esta oportunidad de mostrar algún atisbo de estadista. En cinco años quedó como la responsable del actual desastre político, con cuatro presidentes y un usurpador. La quiebra del sistema político es de tal magnitud que todos los presidentes vivos están en la cárcel por corrupción, a esta lista debemos agregar el suicidio del dos veces presidente Alan García. Este sábado 23 hubo marchas en 25 ciudades del Perú, las cuales vienen repitiéndose desde 2011 y 2016, y que se llaman: “Keiko no va”, en donde se relama el voto por cualquier otro, menos por Keiko.

https://larepublica.pe/elecciones/2021/05/23/fujimori-nunca-mas-se-escucho-en-el-peru-y-en-el-extranjero/?ref=lre

Lo religioso en los procesos electorales del 6 de junio

La derecha católica y evangélica llama a votar por Keiko para prevenir el “peligro del comunismo”. Castillo el temido “comunista” es católico y devoto de la virgen de los Dolores, su esposa y sus hijos participan de la Iglesia del Nazareno, una denominación protestante surgida en el contexto del movimiento de santidad en los Estados Unidos y muy fuerte en el Perú. El día de la primera vuelta electoral todos pudieron ver a la familia rezando por los alimentos, una oración típica del mundo evangélico antes de comer. Castillo manifestó su oposición al matrimonio igualitario y citó la Biblia como apoyo conceptual.

La Jerarquía católica peruana liderada por el cardenal y jesuita Pedro Barreto, en la línea del Papa Francisco, prefirió mantenerse al margen de la contienda, tratando de fijar algunas normas de trabajo democrático. Aunque es evidente que las opciones políticas de izquierda católica que se mueven dentro de Juntos por el Perú y el Frente Amplio han respaldado a Castillo y le están proporcionando cuadros políticos para una futura gestión de gobierno. Lo mismo sucede en el campo evangélico donde los sectores progresistas, entusiasmados además por la fe de la familia del candidato lo respaldan y según las encuestas, es muy probable que triunfe en la segunda vuelta electoral.

Para el caso mexicano en estas elecciones no se jugó la carta religiosa como en las de 2018, aunque nuestro equipo de investigación pudo detectar la búsqueda de líderes religiosos laicos para promoverlos a candidaturas, pensando no tanto en ganar, sino que dicha estrategia es de partidos de nueva creación que necesitan obtener el 3% de los votos para mantener el registro electoral. A la vez, pudimos detectar la asistencia de candidatos a servicios religiosos para obtener respaldos. El más notable fue Fuerza Social por México quien con fines propagandísticos “lanzó” la candidatura de Onésimo Cepeda, un conocido obispo emérito, que no prosperó pues violentaba la legislación vigente, pero le permitió captar la atención de votantes social-cristianos, que se sienten “huérfanos” por la política errática del Partido Acción Nacional, su habitual punto de referencia.

Una vez más podemos recordar que en la política (y el amor) todo se vale.

Doctor en antropología,
profesor investigador emérito ENAH-INAH

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