Las noticias que nos llegan de Afganistán son impactantes y pareciera que la historia se repite, sería un grave error verlo así. En 1978 el Consejo Revolucionario pidió el apoyo de la Unión Soviética (URSS) para enfrentar la guerrilla del Talibán inspirada en el islam sunita fundamentalista, respaldada por los Estados Unidos y Arabia Saudita. En 1989 los soviéticos se retiraron derrotados y en 1996 el proyecto laicista de la izquierda afgana fue finalmente vencido, instaurándose un Emirato islamista fundamentalista que exterminó a los comunistas e impuso una versión local de la ley islámica, cuya interpretación no es compartida por la mayoría de los países musulmanes. Mutilaciones, azotes, ejecuciones sumarias, negación de los derechos a las mujeres, y una larga lista de excesos “medievales”.

“Yo contra mi hermano, mi hermano y yo contra mi primo, todos contra los extranjeros”
Dicho popular musulmán

Es importante comprender que existe un país Afganistán, pero no una nación afgana. El 78% de la población es rural y está dividida en una gran diversidad étnica y religiosa, con una existencia tribal en muchos casos. Más de 30 etnias diferentes, 14 de ellas las más relevantes, lecturas muy diversas del islam e incluso confrontadas. Los talibanes (estudiantes del Corán) son una organización político-religiosa y militar.

La mayoría de los talibanes pertenecen a la etnia pastún, con fuerte presencia en Afganistán y Pakistán, pero es minoritaria con respecto a las demás del país. El financiamiento saudí implicó potenciar a un ciudadano de ese país, Osama Bin Laden, que a su vez era el líder de un movimiento islamista internacional, Al Qaeda. Impusieron su hegemonía sobre las demás etnias afganas, quienes no se veían reflejadas en los talibanes de mayoría pastún. Al Qaeda utilizó a los talibanes para implementar una estrategia de ataques a sus antiguos aliados occidentales, como ataques a embajadas y la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York.

Disuelta la Unión Soviética, las repúblicas musulmanas exsoviéticas tienen importantes minorías en Afganistán: Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán. Irán y los Hazaras (iraníes persas de mayoría chiita) son vistos como demoníacos por los sunitas. La prensa internacional hizo énfasis en varios miles de afganos que se agolpaban en el aeropuerto de Kabul tratando de huir, pero mencionan someramente el desplazamiento de la población por vía terrestre hacia las fronteras, ni cómo los países fronterizos tratan de negociar con los talibanes, protegiendo a sus minorías, que podrían ser mayoría si los talibanes no cuidan el frente interno.

Rusia hace equipo con las repúblicas musulmanas exsoviéticas, Irán protege a los Hazara, China negocia pues está preocupada por los 135 millones de musulmanes de la etnia uigur en la frontera. Los Estados Unidos y Europa también negocian, pues están interesados en el petróleo y un oleoducto estratégico. Afganistán produce el 90% de la amapola y su producción abastece las redes de aprovisionamiento de heroína del Primer Mundo ¿están los occidentales dispuestos a soportar el “síndrome de abstinencia” y pasarse a los opioides sintéticos? La producción mexicana de amapola no cubriría la demanda.

Llamó la atención a la prensa internacional el rápido avance talibán. Sorprende la ingenuidad de los “analistas”. Los talibanes están catalogados como terroristas, pero tienen oficinas en Catar y habían ya acordado con Trump que la OTAN se retiraba en este año (31 de agosto) lanzándole a Biden, su sucesor, la “carne envenenada”. En ese panorama, el ejército local sabía que ya estaba derrotado, así nadie toma riesgos. Los “presuntos” terroristas haciendo acuerdos con sus “víctimas” del 11 de septiembre de 2001. Negociando con Rusia, la heredera de la URSS, que habían derrotado aliados con los Estados Unidos en 1989. En el 1996 se confrontaron con los hazaras y asesinaron a los diplomáticos iraníes por ser chiitas, también negociaron con ellos, y con sus vecinos chinos.

¿Qué pasará en el futuro? Es impredecible: el desafío de los talibanes (etnia pastún) es controlar el frente interno. Surgió una resistencia armada en el Valle del Panjshir (etnia tayika), en ciudades con presencia de otras etnias hubo protestas contra el Talibán. Ellos saben que el asunto no es militar, deben resolver la cuestión política en el marco de la pluralidad étnico-religiosa si no marchan hacia un estado fallido. Los pastunes son minoría y quedarían totalmente aislados y aniquilados. “Ya no serán todos contra el extranjero sino contra mi hermano y mi primo”.

Si Afganistán y los talibanes se descomponen y no saben capitalizar el triunfo militar, Biden (demócrata) podrá decir que la decisión de Bush (republicano) y los europeos que lo acompañaron en la aventura cometieron un error histórico. Lo que está en juego es si los Estados Unidos se mantienen como potencia global o pasan a ser una potencia mundial.

Doctor en antropología. Profesor investigador emérito ENAH-INAH.

Google News

TEMAS RELACIONADOS