Los próximos meses serán decisivos en la consolidación de las tendencias político religiosas que se están formulando en América Latina y los Estados Unidos. En este país lo más novedoso es la consolidación de fuerzas socialistas democráticas que se están consolidando como propuestas viables en términos electorales abandonando su carácter testimonial.

Al ya legendario Bernie Sanders se le agregó el “escuadrón”, un grupo de representantes radicales en el Capitolio que alarman a las derechas. En las recientes elecciones, una candidata afroamericana y socialista obtuvo buenos resultados en Búfalo, la segunda ciudad del estado de Nueva York, y candidatos de izquierda obtuvieron excelentes resultados en otros niveles de esta elección parcial. También sirvió para una recomposición de la derecha republicana, el hecho de que está explotando la desastrosa retirada de Afganistán, una herencia de Trump que le explotó a Biden, y el triunfo republicano en el estado de Virginia actualiza la brecha que existe en los Estados Unidos entre los estados de la costa Atlántica y del Pacífico con el centro rural y conservador, el Cinturón de la Biblia que no apoya la “Agenda progresista” de Biden, como expliqué en mi colaboración anterior. Las encuestas brindan un 56% de popularidad al movimiento radical: “Las vidas negras si importan”.

En América Latina, el panorama se complicó para las derechas acaudilladas por políticos, en su momento exitosos y vinculados con la derechas católicas y evangélicas. Un ingrediente adicional es la publicación de investigaciones sobre las cuentas en paraísos fiscales que involucran a políticos y candidatos presidenciales, varios de ellos vinculados al Opus Dei. En Ecuador, Guillermo Lasso, banquero y supernumerario del Opus Dei, se había consolidado triunfando en la segunda vuelta electoral contra el candidato de izquierda.

Los Papeles del Paraíso exponen las cuentas de Lasso, quién es acusado de violar el Código de Ética por la Asamblea Nacional y está amenazado con su destitución, en una alianza entre los opositores, que son mayoría. Lasso está también en una situación muy delicada por las presiones del Fondo Monetario Internacional para que aplique sus tradicionales programas de aumento de los combustibles, de impuestos y otras medidas impopulares, que implicaron la derrota de su antecesor Lenin Moreno en 2019.

En Chile, los Papeles del Paraíso perjudicaron al ya desprestigiado presidente Piñeira, quien es amenazado también con su destitución por el Congreso, a escasos días de la elección presidencial del 21 de noviembre. En estas elecciones el favorito es Gabriel Boric, el candidato de la izquierda radical. La derecha, que en su momento lanzó a un candidato que podía capitalizar el voto centrista, se decantó por un candidato de extrema derecha. La Unión Demócrata Independiente (UDI), dirigida por el opusdeísta Javier Lavín, apoyó a Kast, un fascista declarado que reivindica a la dictadura de Pinochet y se alía con Vox, de la ultraderecha española. Kast en el debate presidencial exigió al candidato de izquierda que se hiciera un examen antidoping y éste le contestó que primero trajera los millones de dólares que tenía detectados en los Papeles del Paraíso.

La derecha chilena apuesta al temor de la sociedad, al triunfo de la extrema izquierda, enarbolando encuestas donde aparecería el Sr. Kast como vencedor en ambas vueltas electorales. La estrategia es poco creíble; en la elección a constituyentes no lograron ni siquiera un tercio de los representantes. Si la segunda vuelta fuera entre la Democracia Cristiana (Yana Provoste) y Apruebo Dignidad de Boric, la estrategia del Opus Dei y otras fuerzas herederas de Pinochet serían derrotadas en términos históricos y estratégicos.

En Perú, Rafael López Aliaga numerario del Opus Dei, y el Fujimorismo no han logrado conciliar una estrategia viable de la derecha local y el panorama es incierto en una situación donde la derecha local sabe lo que no quiere, tener a Pedro Castillo como presidente, pero una vez más no logra una propuesta convincente.

En Centroamérica la situación hondureña se torna cada vez más compleja y las masivas concentraciones populares de respaldo a Xiomara Castro, de LIBRE, abren expectativas de un triunfo electoral, que en este caso podría ser respetado por los Estados Unidos, que todavía no ha elaborado una estrategia propia que sustituya sus tradicionales invasiones y golpes de estado. La consolidación de la socialdemocracia en Europa ha cambiado el panorama, a lo cual agregamos una estrategia cada vez más envolvente de China y Rusia en su antiguo “patio trasero”. Cabe mencionar el debilitamiento de Bolsonaro en Brasil y el posible triunfo de la izquierda en Colombia, más la consolidación de Maduro en Venezuela después de las elecciones del 21 de noviembre, la misma fecha de las elecciones chilenas.

Es muy probable que recibamos el 2022 con un nuevo mapa político en América.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH
 

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