La gestora, promotora artística y cultural Laura Reséndiz recuerda que llegó a la Quiñonera por invitación de su colega y amiga Mericia Curiel. Ella comparte que desde el principio fue enriquecedor y familiar el trato de tal forma que comenzó a colaborar con quien dirige este espacio Néstor Quiñones.
“En cada visita a La Quiñonera hay experiencias únicas no solo de estética en el arte, sino también de cruce de conceptos y formas de ver la vida. Esa posibilidad de encuentros con otras realidades es lo que más me genera impacto”, escribió.
La también historiadora del arte mencionó que la Quiñonera para ella es un espacio de encuentro, no solo entre personas si no de uno mismo. “La historia misma de este espacio, le ha permitido ser el impulso para la experimentación profesional individual y colectiva”, asegura.
Néstor Quiñones artista multidisciplinario que dirige la Quiñonera. Foto: Diego Prado.
Reséndiz finaliza compartiendo que en este espacio cultural se ha podido construir a ella misma en distintos roles en torno al arte, como tallerista- facilitadora, curadora, gestora, conferencista y escucha.
“Es un lugar que me ha regalado también muchas amistades sólidas y cariñosas, pero lo más importante, para mi es que ahí siempre se encuentran personas comprometidas con su trabajo e ideales de vida”.
Por su parte la promotora de cine para niñas y niños Liset Cotera compartió vía telefónica que para ella la Quiñonera es un espacio entrañable que ha dado cabida a diversas disciplinas artísticas de una manera muy amorosa, y respetuosa.
Niñas y niños de La Matatena trabajando en la Quiñonera. Fotografía: cortesía.
“Llegué en concreto gracias a Alicia Laguna, Jorge Vargas y Eduardo Bernal de Teatro Línea de Sombra a finales de 2017. Coincidió con que estaba buscando un espacio para mudar la oficina de la Matatena del Festival de cine de niños y niñas”.
Cotera cuenta que fue en 2018 que la Matatena empezó a trabajar ahí produciendo cortometrajes y dando talleres como el de apreciación cinematográfica y el de animación en plastilina. Al terminar exhibían el trabajo de las infancias en la Cineteca Nacional, y en la Quiñonera.
“Yo siento que la Quiñonera merece que todos los proyectos que hemos transitado por ahí le retribuyamos y sigamos apoyando un espacio tan significativo, un espacio cultural independiente que a pesar de cualquier cosa continúa”, dijo Liset.
El artista Joaquín Segura comentó en entrevista que en su etapa formativa en la década de los 90 ya estaba enterado del legado de la Quiñonera.
“Mi primer acercamiento fue a partir del Centro de la Imagen, yo empecé a trabajar como fotógrafo. Había un Seminario de fotografía y dentro del claustro de profesores había artistas muy cercanos a espacios independientes, la generación de Temístocles, la Panadería y la Quiñonera”, comentó.
Joaquín además habló de su relación con Néstor, la cual comenzó alrededor de 2009. En 2011 le llegó a Joaquín una invitación para participar con un mural en la exposición “Sobre ética y obscenidad” en la Quiñonera.
Volante de la exposición “Sobre ética y obscenidad” de 2011.
En 2012 volvió a participar esta vez en una exposición intitulada “Oído enfático”.
En esa ocasión hizo una instalación sonora llamada “Economías de explotación mutua” donde elementos del Ejército mexicano transcribieron a mano documentos de la guerrilla: manifiestos, y comunicados.
Volante de la exposición “Oído enfático” de 2012.
“A pesar de que tiene unos años que no participo directamente en alguna exhibición, me considero parte de esta red de complicidades y de afectos que en esta nueva etapa de la Quiñonera sigue alimentando el proyecto, para mí la Quiñonera significa resistencia, entrega y sobre todo historia viva en un momento en donde prevalece la inmediatez y la especulación”.
Joaquín además hace hincapié en que para él la Quiñonera le parece un lugar donde existe la posibilidad de crear una contra narrativa, para este artista “Es fundamental la labor que se ha hecho estas décadas. Algo que me parece invaluable y único es que no creo que haya una jerarquía o al menos esa fue mi experiencia, es un acercamiento completamente horizontal a la práctica artística, en donde de pronto puedes estar tú como artista joven a lado de creadores consagrados”.
Como artista joven Segura aprecia que en un lugar con tanta historia haya un trato horizontal y genuino. Donde lo importante es el trabajo y proyecto que propone cada creador y no los nombres ni las trayectorias.
Joaquín Segura concluye diciendo que en este espacio se mantiene combativo un panorama cada vez más impactado por los intereses comerciales.