De acuerdo con el último censo de población del INEGI, en México somos 126 millones 014 mil 024 habitantes, ocupando así el lugar número 11 en población a nivel mundial, sólo por debajo de Japón y por encima de Etiopia.
Eleanor Roosevelt
Como nación pluricultural y diversa, existen grupos en situación de vulnerabilidad que debido al menosprecio generalizado por alguna condición específica que comparten, ya sea por el prejuicio de la sociedad o bien por una situación histórica de opresión o injusticia, se ven afectados sistemáticamente en el goce y ejercicio de sus derechos fundamentales.
Según la CNDH, en este grupo encontramos a las personas con discapacidad, los pueblos indígenas, la comunidad LGBTTTIQ, a las personas migrantes, las víctimas de delitos, a las personas desaparecidas, niñas, niños y jóvenes en situación de calle, los adultos mayores, entre otros.
El pasado 3 de diciembre, en el marco del “Día Internacional de la Discapacidad” desde el Senado de la República llevamos a cabo el Primer Parlamento de Personas con Discapacidad, en donde escuchamos propuestas de este colectivo, que, por años, ha sido relegado de las políticas públicas al no ser equitativas ni igualitarias en oportunidades. La cifra de este sector en nuestro país asciende a la cantidad de 20 millones 838 mil 108 personas.
En lo referente a los pueblos indígenas, existen 6 millones 695 mil 228 personas de 5 años de edad o más que hablan alguna lengua indígena y la cartografía del INEGI contiene más de 17 millones de nombres geográficos que incluyen las 68 lenguas indígenas nativas. Los pueblos indígenas tienen derechos humanos y de ninguna manera deben estar sometidos a alguna forma de discriminación, deben recibir un trato igual, estar en capacidad de participar plenamente en la vida pública, y tienen derecho a mantener sus identidades, lenguas y modos de vida distintivos.
Además, el artículo 2 constitucional les reconoce el derecho a sus a sus tierras, territorios y recursos, a mantener sus culturas, al reconocimiento de sus identidades propias, al autogobierno y la autodeterminación, y a que se les solicite su consentimiento libre, previo e informado en decisiones que les puedan afectar. Este derecho es el mejor reflejo de nuestra pluriculturalidad en México, donde convergen lenguas, etnias y culturas como base de nuestra democracia.
El derecho a la igualdad y la equidad sexual implica respeto a la diversidad de formas de expresión dentro de la sexualidad humana. Al hablar de conceptos como “orientación sexual”, “identidad de género” y “expresión de género”, o hacer referencia a una persona bajo la sigla LGTTTBIQ se habla de perspectivas sociales, legales y médicas. El reconocimiento de los derechos sexuales contribuye a eliminar los obstáculos puestos a la convivencia civilizada, democrática y tolerante.
En otro tema, el Relator Especial sobre los derechos humanos de los migrantes en 2008, señaló que México es un país de origen, tránsito y destino de migrantes y además existen grupos de migrantes especialmente vulnerables a sus derechos humanos, entre ellos los niños, niñas y mujeres migrantes. El Estado debe garantizar el respeto de su vida, que no sean sometidos a tortura ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, no pueden ser sometidos a la esclavitud. Deben ser tratados con humanidad y con respeto a su dignidad.
El 10 de diciembre se conmemora el “Día Internacional de los Derechos Humanos” y este año el tema está relacionado con la “igualdad”. Por ello, desde el Senado de la República estamos comprometidos a que el Estado garantice los derechos humanos de todas las personas, sin importar su origen, raza, etnia o creencias, cuyo eje central sea el respeto a su dignidad humana. ¡Vamos por una inclusión social que garantice los derechos humanos de las personas!