Existen dos momentos sin precedentes para la política mexicana. La primera fue en el año 2000 cuando el Revolucionario Institucional perdía el poder tras 70 años de ser el partido hegemónico y en el año 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la elección con 30 millones 113 mil 483 votos. Se convertiría así en el presidente más votado en la historia del país.
Ciertamente, luego de 12 años de recorrer el país para estar cerca de la gente y formar un gran movimiento de renovación, se logró un triunfo contundente y es de subrayarse: de manera pacífica.
El proyecto de nación de Morena, partido político que llevó al triunfo al actual mandatario, busca una auténtica democracia, a través de cambios profundos en el ordenamiento legal para suprimir las políticas neoliberales que en su momento, redujo al mínimo la intervención del Estado y privatizó los sectores productivos del país. Malos resultados en crecimiento económico y la concentración de ingresos, pobreza, informalidad y migración, fueron resultado del modelo económico liberal que permeó durante muchos años en el país.
En los próximos meses se cumplirán los primeros 3 años de este gobierno, que ha trabajado para volcar las políticas públicas en favor del pueblo mexicano que no ha sido beneficiado a lo largo de 100 años.
Estos beneficios pueden verse reflejados con las reformas constitucionales y legales para asegurar los derechos humanos como la educación y la salud, becas a estudiantes, apoyo permanente a adultos mayores, obligación del pago de impuestos a empresas, regulación en los sueldos de servidores públicos, por mencionar algunas.
Luego de conocer los resultados electorales del pasado 6 de junio y no obstante que la tendencia territorial es a favor de la transformación que busca el pueblo de México, no obstante que se asegura una mayoría consistente en la Cámara de Diputados y no obstante que en la mayoría de los congresos locales se reafirma el anhelo del cambio impulsado desde julio de 2018; es momento de clarificar que las actuales políticas públicas son de beneficio general para México y por tanto sumar los mejores esfuerzos para mantener la paz entre los mexicanos y asegurar que las propiedades, inversiones, proyectos productivos, y sobre todo el trabajo, están garantizados en la medida de que son legítimos.
Es momento de que los actores políticos clarifiquemos el mensaje de esperanza de manera contundente hacia la ciudadanía, de que las acciones emprendidas por el gobierno son las correctas y que traerán bienestar para todos los sectores de la sociedad.
Tendremos que involucrar aún más a las cámaras empresariales, a los sindicatos, productores rurales, la sociedad civil y el sector académico y de investigación, buscando el consenso y la conciliación para continuar con un país unido.
En conclusión, bienvenidas todas las ideas, reflexiones, propuestas en pro y en contra de este gran proceso que el pueblo mexicano decidió promover desde julio de 2018 y reafirmar en junio de 2021, bienvenido el debate que fortalezca las aspiraciones de construir un país más justo, más equitativo, incluyente, con progreso y con seguridad para todos los sectores de la sociedad.