Isaac Asimov
Hace tiempo inicié mis colaboraciones en El Gran Diario de México con un artículo titulado “Puñetazos distractores” (https://www.eluniversal.com.mx/articulo/mundo/2017/07/5/punetazos-distractores) en el que señalaba la gran capacidad distractora del presidente de nuestro vecino del norte para evitar que ocurrieran hechos de censura o consecuencia ante sus actos.
Sin embargo, a pesar de esto el presidente Trump se encuentra hoy en día en uno de los más grandes aprietos éticos y legales en los que un ejecutivo de aquel país se haya topado, desde los tiempos de Bill Clinton y Monica Lewinsky.
¿En qué consiste? La primera parte de la respuesta es que se han acumulado demasiadas pruebas del incorrecto uso cargo, comprometiendo ayuda internacional militar y de seguridad a terceros países y ha pedido, ilegalmente, que esos países investiguen a ciudadanos americanos, condicionado su apoyo con base a intereses personales, en lugar de nacionales.
Solo esto sería ya suficiente para ponerlo contra la pared, tal y como ocurrió cuando Nancy Pelossi anunció el arranque de investigaciones de parte de la Cámara de Representantes y que podría terminar en un juicio político y destitución del naranja presidente.
Sin embargo hay dos puntos importantes que se deben tomar en cuenta. El informe Mueller y las elecciones de 2020.
En su momento, el informe resultó decepcionante para aquellos que esperaban una revelación hollywoodense de la conexión rusa con la elección que llevó a Donald a la Casa Blanca. Sin embargo, en concordancia con la forma en que se realizan este tipo de investigaciones en Estados Unidos, no dio conclusiones absolutas sino que se despliegan las pruebas encontradas. El mismo Muller lo dijo, el informe no exonera al presidente a pesar de lo que la Casa Blanca gritó a los cuatro vientos en las redes sociales.
Sin duda, así como se han empezado a encontrar informantes que toman valor para actuar gracias a otras denuncias y al anuncio de la Cámara de Representantes, el informe Mueller puede ser revivido con nuevos testimonios y fortalecer la posibilidad de un impeachment.
El segundo factor, las cada vez más cercanas elecciones de 2020, son el eje en el que parece girar todo esto. Hasta el día de hoy la fortaleza política de Trump sigue conservándose casi intacta. Su voto duro permanece y eso lo hace un serio contendiente para reelegirse.
Esto hace que el juicio político y un posible resurgimiento del informe sean tan importantes, ya que sin duda serán factores que podrán mover la balanza en favor de la reelección o destruir al pendenciero empresario gangsteril que ocupa la oficina oval.
Los momios de la maniobra iniciada por Pelossi en contra de Trump son muy riesgosos. Sin duda, el presidente está cada vez más acorralado y por eso aumenta el tono de la retórica mediática, su mejor arma, al acusar de un golpe de Estado en su contra al tiempo que se acumulan las pruebas y acusaciones de todo tipo que, finalmente, parecen estar pasando su factura.
No olvidemos que nunca ha mentido sobre el tipo de persona que es, quizá su única coherencia. Se ha pintado a sí mismo como un tipo sin escrúpulos, tramposo, mediocre como persona y exitoso profesional con base en el engaño y la trampa, capaz de insultar a los vulnerables e incapaz de respetar una regla si no se siente cómodo o si rompiéndola se beneficia, sin importar el costo a los demás.
Finalmente, Trump solo sabe atacar y por eso este momento, en el que se siente acorralado es cuando más peligroso se vuelve para la democracia de Estados Unidos y para el mundo entero.
@HigueraB