“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, reza el archiconocido microrrelato de Augusto Monterroso y se le consideraba una referencia al régimen en el que el partido tricolor dominó casi todo el siglo XX de nuestro país.

Sin duda, el guatemalteco podría haber hecho una segunda parte de este, hablando sobre la pesadilla de tener al dinosaurio continuamente entre nosotros, ahora de color guinda.

Ya sea con cínico descaro o con ingenua convicción de su diferencia, el actual gobierno y sus incondicionales se han vuelto vástagos innegables del viejo priismo al repetir, perpetuar y ampliar aspectos característicos de aquel tiempo, del cual se desmarcan constantemente.

El primer aspecto de este parecido se refiere a la forma en que se aborda la estructura de gobierno, el gasto público y el papel del Estado. Durante el priismo se podía pasar del nacionalismo recalcitrante al liberalismo social y el priismo tricolor aplaudía, so pena de quedar fuera de la jugada. Y bajo esta premisa el presupuesto era una herramienta alas órdenes de la presidencia imperial.

En la actualidad la contradicción entre la economía moral, con fundamento en atender a los más necesitados, choca de frente con el austericidio, los recortes, la necedad de continuar los proyectos personalísimos por encima de atender crisis económicas y sanitarias mientras el priismo guinda se aleja de su lema de primero los pobres con tal de no rectificar, eso si el aplauso debe seguir y el manejo con aspiraciones de César se va construyendo.

Otro aspecto del neo priismo es la poca importancia y seriedad con la que se relaciona con el marco legal y constitucional de nuestro país, algo tan recurrente con los gobiernos tricolores que muchos lo ven como consecuencia lógica de ejercer el poder.

Tanto a nivel local como federal los legisladores de la nueva hegemonía han propuesto una cantidad de iniciativas que rompen con su supuesta identificación con un pensamiento de izquierda y contrarios al orden legal y constitucional mexicano. Y los funcionarios no se quedan atrás.

El presidente acusa de censura ante la orden del INE para retirar un mensaje en el que en vez de informar hace política y cita al máximo jerarca de la iglesia católica, a pesar de la condición laica del Estado mexicano que preside. Dos de los más destacados legisladores de MORENA buscan el estrangulamiento financiero de los partidos políticos diferentes al suyo, al proponer una reducción del 50% del financiamiento público a sus actividades y olvidando que es la forma principal marcada por la Constitución para mantener a estos entes de interés público y sin crear otras vías para obtener el dinero que se necesita para existir. Muy democrático. Otra, que presume de su altura moral cuando su marido fue quien estrenó los video escándalos de nuestra era, pide que se actúe como los priistas que son de cultura y “hacer valer la mayoría” legislativa por encima de leyes y acuerdos, nomás por que es lo que les conviene para imponer su voluntad.

Lo más preocupante es que esta actitud ha permeado más allá del circulo rojo y un gran segmento de los seguidores fieles y convencidos del líder bien amad…del presidente de la república, han adoptado la misma actitud. Recuerdo la frase de una amiga perteneciente a la grey guinda, aparentemente olvidando que así se justificaban los priistas del pasado, “si la ley estorba para hacer lo que se necesita, entonces hay que romperla” pues “la verdad” está de su lado.

La otra actitud ultra priista es la utilización de los otros datos, que en otros momentos se denominaron verdades históricas o similares. La construcción de la posverdad y del país de mentiras, como lo llama Sefchovich, no es un fenómeno que podamos etiquetar como creación del actual gobierno, pero éste se ha beneficiado del mismo y lo ha ampliado a puntos inimaginables.

Mientras se critica que en el pasado gobernantes “neoliberales” corruptos dieran agua destilada como placebo a niños con cáncer el actual desabasto de medicinas para tratar la misma enfermedad, provocado por su “combate a la corrupción y el monopolio” de las farmacéuticas, se justifica hablando de manipulación de los padres de las y los pequeños o dándolo por solucionado cuando van dos años de promesas rotas y engaños. La posverdad.

Mientras que en el último sexenio tricolor se buscó un pacto para acallar toda mención sobre la violencia en medios de comunicación y aparentar que la violencia rampante del país no existía, el día de hoy directamente no se recibe ni atiende a las víctimas de la violencia, ni se menciona que vamos para imponer récords de asesinatos en dos años consecutivos. En caso de mencionarse es para descalificar y, nuevamente, hablar de un complot o manipulación contra el gobierno.

Una tercera actitud, es el manejo del voto y la construcción simbólica en el discurso oficial. En el pasado se consideraba el voto como un instrumento para perpetuar la misión histórica del PRI, la mal llamada revolución mexicana, y se veía como un el legitimizador final, donde la voluntad del gran elector y la del pueblo se encontraban y fundían.

Hoy en día pareciera que el presidente y su gobierno consideran que el voto es un ente vivo e independente, que nada tiene que ver con décadas de construcción de la democracia institucional. Sin embargo, el paradigma legitimante se mantiene. La votación mayoritaria justifica igual cualquier acción o indolencia.

Al igual que para sus legisladores, la mayoría lo es todo y como buen priista está convencido que su voluntad y la del pueblo son una. Se unen y se funden con el voto, como si la condición de acuerdo fuera eterna e inamovible.

El interés por controlar las elecciones y sus instituciones, negada tanto en el periodo del priismo original como en el presente renacimiento guinda, tiene su fundamento en la idea de que sólo cuentan los votos (y ahora las redes sociales). Esto provoca que se disocien de la realidad y construyan una alterna, ahora conocida como posverdad, con tal de mantener esta relación de aparente amor con los votantes.

Hay muchas cosas más que podremos analizar con cuidado en otra ocasión para profundizar en la forma en que el priismo sigue vigente en el gobierno actual: tratamiento diferencial en la impartición de justicia, uso discrecional del presupuesto, falta de autocrítica, generación de clientelas, establecimiento del gobierno de un hombre, y muchos más que ameritaran una mirada.

Todo esto sería desalentador, tras tantos años de lucha por el cambio y la mejora, sino fuera tan divertido pensar en la nueva versión que Monterroso podría escribir de su microcuento.

“Al despertar la pesadilla no acabó y el dinosaurio guinda seguía ahí”.

@HigueraB
#InterpretePolitico

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