Como líder debes tener la habilidad de asimilar información nueva y entender que puede haber un punto de vista diferente.

Madeleine Albright

Hay dos premisas relacionadas con el Instituto nacional electoral en estos días.

La primera es que, desde el ámbito del poder político, se está realizando una campaña en su contra con la finalidad de erosionar su credibilidad y crear así un contexto en el cual se pueda sustituir a consejeros o, incluso refundarlo.

La segunda es que el INE necesita demostrar su autoridad sin sesgos ni acciones que puedan poner en tela de juicio su capacidad o el cumplimiento de sus funciones, mostrar que es capaz de seguir las reglas y normas que lo rigen y que tiene una voz potente en el coro de los actores públicos y políticos de nuestro país.

Desgraciadamente, el Instituto y su Consejo General dejaron pasar la oportunidad de cumplir la segunda premisa, con lo cual se da argumentos y fuerza a aquellos que apuestan por su sometimiento o desaparición.

La ocasión se presentó en la sesión del jueves 22 de julio pasado, exactamente una semana antes del día en que se escribe este texto, cuando se analizó el caso de las faltas cometidas por el Partido Verde.

En esa sesión se decidió multar al Verde con 40.9 millones de pesos de su financiamiento público y por los pagos que realizó durante el período de veda a diversos inflencers para hacer proselitismo el domingo 6 de junio, día de las elecciones intermedias federales.

Antes de dicha sesión surgió una exigencia por parte de ciudadanos y activistas para que se cancelara el registro del partido político del tucán ya que había recurrido a este tipo de acciones violatorias de la ley electoral en otros comicios, es decir reincidencia delictiva, y por la ineficacia que las multas mostraban como inhibidores de sus acciones ilegales.

La decisión del CGINE fue la prudencia, demasiada. Debido al temor de que una sanción mayor grande fuera impugnada en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y, por la falta de consistencia que dicho órgano muestra en sus sentencias, se pudiera dejar sin efecto la sanción, dejando ir impune al PVEM con una más de sus trapacerías.

Desde el punto de vista jurídico-normativo la estrategia es correcta. Sin embargo, se pasa por alto que la esfera legal es solo una de las pistas en las que el circo político-electoral se ejecuta en México.

Tradicionalmente el INE, desde que era IFE, ha buscado mantenerse fuera de la mayoría de las discusiones políticas para dedicarse a ser el organismo encargado de que las elecciones sean legales y confiables en México, lo cual no es poca cosa.

Sin embargo, bajo la actual presidencia que azuza a la opinión pública en su contra, toda acción que realice puede ser interpretada como confirmación de las acusaciones desde el poder, lo que lo coloca en el centro de una discusión amañada.

Por esta razón muchos interpretaron como una ofensa y no una muestra de afán por hacer cumplir la ley, que durante la pasada campaña el INE tratara de detener el proselitismo presidencial por los medios a su alcance. Dichas acciones parecían mostrar un INE sin miedo a cumplir sus funciones a pesar de un clima adverso.

Sin embrago, al dudar en retirar al PVEM su registro por reiteradas acciones violatorias de la ley durante diversos procesos electorales parece que esta decisión y fuerza se diluyen, dando espacio a que los militantes y los neo orgánicos sean aún más críticos.

¿Cómo explicar a los millones de personas que le otorgan credibilidad al discurso anti-INE que no se trató de desaparecer a un partido que comete delitos electorales, pero si acallar al presidente? Esa es la pregunta que, fuera del pequeño ambiente electoral, debe esforzarse por contestar y explicar.

El INE ya no puede limitarse al mundillo de los electoreros, funcionaros, miembros de ONG´s y académicos que entiende las acciones fundamentadas en razonamientos legales y necesita adentrarse en un nuevo terreno en el que las acciones simbólicas pesan mucho más.

Un manotazo en la mesa por parte del Consejo General, aún uno que quizá no pasaría el cuestionado tamiz del TEPJF, tendría el potencial de restaurar una parte de la credibilidad tan atacada del Instituto a los ojos de millones de mexicanos de a pie.

La aparente contradicción en sus acciones, además, potencia las falacias que esgrimen en su contra diversos actores ante el riesgo de que la consulta popular del 1º de agosto fracase.

Y es que muchos de ellos dicen y dirán, pPor qué no creer que el Instituto ha sido secuestrado por la partidocracia golpista si no hacen nada que realmente afecte a un partido cuyo modus operandi es romper las leyes pero que si se atreve a amenazar al presidente con una orden de arresto por ejercer su libertad de expresión y boicotean nuestra consulta?

Para ellos la solución, como se ha propuesto por meses, será la disolución del organismo neoliberal y fundar uno “acorde con la transformación nacional”.

De acuerdo con una frase atribuida a Winston Churchill “un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; un optimista ve la oportunidad en cada dificultad” y, en lo personal me preocupa que el INE se haya inundado de pesimismo inmovilizante. Veremos si esto sigue después del domingo.

@HigueraB

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