El proceso de selección la candidatura del Frente Amplio por México (FAM), perdón de la persona encargada de construirlo, ha dejado muchos temas y asuntos que merecen ser repasados ya que tendrán impacto en las próximas elecciones presidenciales y en la forma en que se hace política en México.
Es cierto que una revisión a botepronto tiene sus limitantes pero la importancia del momento que vivimos es tal que obliga a dejar registro de primeras impresiones y pensamientos.
Lo Bueno
Sin duda, el proceso interno de FAM ha sido el parteaguas político de este sexenio, incluso más allá de los fracasos oficialistas en las consultas para enjuiciar a los expresidentes,3 la revocación de mandato y el fallido intento de controlar el congreso en 2021.
A partir de éste el panorama de la elección presidencial del año próximo ha abandonado un poco el camino que parecía ineludible de la aplanadora oficialista para acercarlo a la incertidumbre en los resultados. Es decir, ha generado mejores condiciones para la continuación de la democracia electoral, tras un sexenio de constante de erosión desde el obradorismo.
El segundo aspecto, a partir de la inclusión de la senadora Xóchitl Gálvez en el proceso de selección, es un inesperado entusiasmo entre capas de la sociedad que no veían ninguna opción en los partidos de oposición para enfrentar a las corcholatas presidenciales, debido a la falta coordinación y habilidad de la oposición para sobreponerse al shock de la derrota aplastante de 2018.
El tercer punto es la participación de millones de ciudadanos en el proceso de selección, ya sea firmando por el aspirante de su preferencia o anotándose para participar en unas inéditas elecciones primarias.
Lo anterior desembocó en la pérdida del control oficialista hegemonista de la narrativa política pública, como quedó demostrado el día del quinto informe de gobierno en el que se generaron poderosas imágenes de unidad de la oposición en el congreso al punto de que el mensaje presidencial casi pasó desapercibido y el discurso de la secretaría de gobernación simplemente no trascendió el recinto de San Lázaro a pesar del aparato propagandístico y los manejos artificiales de redes desde el oficialismo.
Lo Malo
Parece ser que la clase política mexicana es ferviente creyente de que el fin justifica los medios y que la única forma de vencer a los que son contumaces violadores de la ley es ser iguales que ellos o peores.
En el “inédito ejercicio democrático” que se suponía que era el proceso interno para elegir una candidatura de unidad de la oposición se presenta al final como boxeo de sombra, en el que el FAM es la sombra y MORENA y aliados el pugilista que la proyecta.
Con alegría y urgencia, los tres partidos opositores que conforman el FAM demostraron que tenían los mismos escrúpulos que el presidente y su partido al momento de violar la ley electoral e iniciar, bajo subterfugios burdos, la carrera presidencial de su bando violentando con el mismo descaro la ley electoral por razones de pragmatismo político, así como por ambición de las dirigencias partidistas. De esta forma, contribuyeron de forma amplia a la normalización de las ilegalidades electorales iniciadas por el presidente y sus corcholatas a pesar de decir que defienden al INE y la normativa electoral y dejando ver algunas rayas del tigre que generan profunda desconfianza.
A esto se suma que, al menos en dos ocasiones, las cúpulas partidistas mostraron su ángulo más dudoso, a los ojos de la ciudadanía.
La primera fue la supuesta duda del PRD de continuar en la alianza debido a que ninguno de sus aspirantes paso de la primera etapa, proyectando severas dudas sobre el proceso a pesar de que no se cumplían los requisitos que su propio comité organizador impuso como marca mínima para seguir en el mismo.
Una maniobra que se antoja desesperada a todas luces, un intento de lograr que no se escapen todas las posibles candidaturas de la alianza para los del sol azteca pero que los deja más como pupilos de AMLO, el que no acepta ninguna derrota electoral.
La segunda, y por mucho la más trascendente, es la cancelación de las elecciones primarias que se llevarían a cabo el domingo 3 de septiembre tras una telenovela de estiras y aflojas por parte de la precandidata priista y el presidente nacional de su partido, el impresentable y self interested Alito Cárdenas.
El culebrón generado por el dirigente priista parecía diseñado para darle argumentos al bando oficialista o en tratar de reventar el proceso antes de que se vean los alicaídos números de votos en favor de la candidata priista, con la consecuente pérdida de maniobrabilidad al momento de negociar el reparto de las 20 mil posibles candidaturas comunes.
Sea como sea, lo malo fue darnos cuenta, una vez más, de que las dirigencias partidistas piensan en términos de porcentajes de ganancia y posibles maniobras políticas para llevar agua a su molino, en lugar de buscar acercarse más a la ciudadanía y cómo incluirla más en el reparto del poder. Muchos simpatizantes se preguntarán si, al igual que AMLO, solo son el vehículo para las cúpulas del FAM puedan acceder al poder y si de verdad hay una intención real de detener la destrucción legal e institucional en nombre de una supuesta justicia histórica.
Lo interesante…
…está por venir, sin duda.
Meses de precampaña y campañas oficiales, la obvia elección de estado que se prepara pero no es invencible (indica la historia), los trapitos al sol que se sacarán de la candidata y todos su equipo, la construcción de una oferta electoral y un programa de gobierno que sea viable y atractivo al mismo tiempo y las emboscadas desde la FGR, la UIF y SEGOB serán lo que espera a la vencedora, llamada eufemísticamente coordinadora, del FAM. Interesante e importante será ver como capea el temporal.
Esto recién inicia.
#InterpretePolitico
@HigueraB