Hace unos meses en este mismo espacio señalé que el actual gobierno usa el recurso del complot sin fin como uno de los elementos principales de su narrativa, algo que ha construido y utilizado desde los tiempos añorados cuando era un excelente opositor y no un mediocre gobernante de tintes autoritarios.
Sin embrago, no es el único recurso que su utiliza. Como parte de las cortinas de humo que se tienden constantemente, el primer mandatario y sus allegados echan mano también del enemigo indispensable, recurso que ha sido cada vez más usado ante el desgaste que el complot sin fin presenta, tras ridículos como fue el caso del origen del BOA en las oficinas de Segob.
El enemigo indispensable lo constituye toda aquella organización o persona que sirva para distraer la atención de los problemas, fallas o escándalos potenciales o reales que ocurren día con día. La principal diferencia con su hermano -el complot- es que aquí se tiende a concentrar la supuesta culpa de forma más focalizada. Mientras que el complot es difuso, el enemigo singulariza.
Esta técnica, además, tiende a provocar un mayor escándalo e indignación, que se traduce en una respuesta aún más visceral de los afectados y sus grupos de apoyo. También se caracteriza en que el nivel de agresividad y violencia simbólica de parte del gobierno y sus incondicionales crece de forma desproporcionada.
Así la narrativa de confrontación que mantiene el ardor de las campañas, algo que siempre busca el presidente, se refuerza. Correctamente apoyado con sus redes y bots, esto basta para olvidar temas que podrían ser potencialmente desastrosos, control de daños y distractor a un tiempo.
Un buen ejemplo lo podemos encontrar en el reciente escándalo de las declaraciones de Hugo López-Gatell sobre los niños con cáncer y la supuesta intentona golpista internacional de la que participan sus familias, en contra de la 4T.
Tras la declaración realizada en un ambiente seguro como lo es el programa de los moneros pro-gobierno (HLG dejó de dar conferencias para evitar cuestionamientos fuertes como el realizado por Peniley Ramírez pero no ha dejado de hablar) se desató una tormenta en redes sociales en los que el funcionario y el gobierno al que pertenece fueron agredidos, cuestionados y ridiculizados. Sin embargo, no pasó de ahí y en la mañanera del día siguiente el presidente y el Dr. Gatell metieron reversa, todo un triunfo para ellos.
No me malentienda querida lectora, querido lector. No leyó mal, fue un triunfo para el manejo de la agenda de parte del gobierno obradorista. Solo revisemos el contexto en el que se da.
Si aceptamos que el enemigo indispensable es un recurso discursivo para alejar la atención de problemas realmente significativos, a cambio de costos relativamente bajos, el siguiente paso es preguntarnos ¿qué se está ocultando?
Aquí el problema es elegir entre las diversas posibilidades que la situación actual de nuestro país presenta y que podrían ser una bomba para el gobierno guinda: el aumento de la violencia y masacres, que revelan el fracaso de la política de seguridad ocurrido incluso con una Guardia nacional “5 veces más grande” que la extinta policía federal; el repunte constante de casos de COVID-19 en diversos estados, junto con los problemas para que se cumplan los acuerdos para adquirir vacunas con Rusia y la reducción del ritmo de vacunación; el hecho de que el vaticinado crecimiento del 5% no sirve para compensar los millones de empleos formales perdidos en este gobierno y dos años con 0% y 8.5% resultantes de la gestión del primer tercio de este sexenio.
A pesar de esto, la declaración del subsecretario coincide de manera casi perfecta con un evento de posibles repercusiones catastróficas para el gobierno federal: la alteración por parte de Fonatur de los resultados del informe Costo Beneficio que Price Waterhouse Coopers realizó sobre el emblemático tren maya.
Como uno de los proyectos mascota del presidente, cualquier cosa que lo empañe es una mancha en la imagen del mandatario. Los riesgos técnicos y la viabilidad de este tren podrían convertirse en el tema que decida una posible consulta para revocación de su mandato.
Si consideramos la indignación generada por la tragedia de la línea 12 (otro tema que se debe seguir con atención), el hecho de que en la cámara de diputados la oposición ha solicitado que se investigue, la sincronía en la salida de Irma Eréndira Sandoval de la función pública y el cada vez más apretado cronograma para terminar la obra en 2023 como prometió el presidente, es notoria la oportunidad con la que se realiza una declaración a todas luces provocadora y sin fundamento como la de los niños golpistas con cáncer.
El enemigo indispensable, presente una vez más.
Por esto mismo es cada vez más necesario que los ciudadanos y analistas nos alejemos de los dichos, declaraciones de violencia simbólica, frases no comprobables y manipulación de términos y números de la mañanera y de personajes como López-Gatell. Se impone atender datos y olvidar las emociones, base de la narrativa oficial de nuestros días, para tratar de levantar el velo que se pone a diario ante nuestros ojos.
No se trata de criticar por criticar, sino de analizar desde una perspectiva más amplia. El enemigo indispensable nos nubla la visión y nos hace responder con las entrañas, con lo que el presidente y su grupo ganan. Tempo, espacio en medios y distracción, colocándonos en donde ellos quieren.
Y ya que están de moda los “quién es quién”, propongo que se instituya un observatorio diario de la nota gubernamental del día que se podría titular “lo que el presidente no dijo hoy” y que permita contrarrestar algunas de las más de 55 mil mentiras y frases no comprobables que se han contabilizado a lo largo de sus mañaneras por parte de Luis Estrada y la consultora Spin-TCP.
La base de la democracia es el debate y el debate solo se puede dar cuando hay cifras reales, argumentos coherentes y nos alejamos de las consignas, la emoción y la respuesta automática. Ese es nuestro trabajo diario.
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