Para muchas personas el 10 de abril es un día histórico, ya que se realiza por primera vez en la historia de México una especie de referéndum en el cual la ciudadanía puede expresar su beneplácito o rechazo a un presidente y al gobierno que encabeza.
Sin embargo, y pese a que todo eso puede considerarse cierto, la verdadera cita con la historia será al día siguiente, el lunes 11 de abril, ya que entonces sabremos con exactitud el tipo de país y contexto que tendremos para el final de este sexenio y los efectos que, quizá por décadas, tendrá en la vida nacional.
La consulta ya habrá pasado y seguramente habrán sucedido muchas situaciones bastante previsibles.
El presidente irá a emitir su opinión, hará declaraciones contra el INE y aquellos que no votaron en la consulta acusándolos de ser falsos demócratas o algo por el estilo. Una parte bienintencionada que se opone al gobierno de López Obrador irá a depositar su rechazo en las urnas creyendo genuinamente que así pueden revocar un gobierno que consideran pernicioso, aumentando el porcentaje de participación final.
Podremos ver el operativo frutsi del neopriismo guinda gobernante, con camiones llenos de “votantes voluntarios” que reciben su lunch y una compensación tras ser amenazados de que perderán sus beneficios clientelares. El INE volverá a cumplir su labor hasta donde es humanamente posible tras ser estrangulado presupuestalmente y atacado desde el poder como nunca en la historia de su existencia.
Por mucho que todo esto suceda durante la realización del ejercicio de consulta es el lunes, cuyo inicio podemos establecer en la noche del domingo para efectos prácticos, será la fecha clave.
Tras el cierre de las urnas, con el conteo de los votos, se empezarán a desarrollar los eventos que determinarán el camino a las seis elecciones estatales de este año, de la posible reforma electoral que el ejecutivo presentará y lo que se puede esperar para la elección presidencial de 2024.
De no alcanzar el 40%, como es muy probable que ocurra, la reacción del presidente y demás funcionarios que invirtieron su “músculo” político para promover ilegalmente la revocación de mandato como un referéndum de ratificación será extrema, al quedar evidencia, y sin ninguna duda, que la revocación fue innecesaria, así como todo el proceso de conflicto que se construyó desde MORENA y presidencia fue un ejercicio autoritario, no legal e innecesario.
Por supuesto que, fiel a su costumbre, el presidente y su grupo desviarán la atención y acusarán al INE de ello, por sabotear, no difundir y esconder las casillas.
Todo esto podrá devenir en acciones aún más duras contra el INE y sus dos cabecillas de resistencia más visibles, Córdova y Murayama, con lo cual podría reactivarse el intento de juicio político con una mayor celeridad.
También se determinará con los resultados de la consulta la pertinencia de continuar la estrategia de violar la ley para las elecciones en Tamaulipas, Hidalgo, Aguascalientes, Oaxaca, Quintana Roo y Durango.
En caso de que se alcance el porcentaje necesario para que la consulta sea vinculante, algo altamente improbable, el presidente y su grupo se sentirán fortalecidos a tal punto que podemos esperar un cierre de sexenio profundamente autoritario, en el que se cancele todo tipo de negociación o de decoro de parte del inquilino de palacio para lograr sus “proyectos”, así como una profundización del discurso polarizante y discriminador.
Por fortuna, no se ve probable que se supere el umbral del 25% de participación, cancelando parcialmente este escenario.
En cuanto a la oposición, con toda certeza se verá su fraccionamiento, falta de cohesión y liderazgo, así como su falta de un discurso independiente y diferenciado al que el presidente ha impuesto -al final no es lo mismo que las mañaneras hayan dejado de ser un proceso de comunicación hegemónico y de propaganda como fue al inicio del sexenio a tener un discurso propio-.
El lunes 11 de abril los ciudadanos veremos si la obcecación de los partidos políticos es tan grande que sigan tratando de im- poner como candidatos a los ya conocidos cartuchos quemados, anulando así la posibilidad de ser competitivos en las elecciones, o si verán por fin que su único futuro que no se encuentra pintado de guinda por décadas está en candidatos realmente ciudadanos que usen su estructura partidista y así aliarse con la ciudadanía.
En cuanto a las instituciones lectorales, tanto el INE como el TEPJF, podemos estar seguros de que el 11 de abril iniciara un período oscuro y difícil para ambas, por extensión para las mismas autoridades locales del ramo.
La trampa ha sido colocada de una forma magistral por el presidente y, sea el que sea el resultado de la consulta para la revocación de mandato, ellas estarán en jaque. Se argumentará con las mismas “razones y motivos” que ha usado el gobierno para denostar, mentir y culpar a las instituciones de no hacer lo que les nazca a cada momento, incluyendo legislar en medio de un proceso de revocación, aunque lo prohíba la constitución.
El 11 de abril será el día que inicié formalmente una nueva etapa histórica de México, en la que dos ideas, una autoritaria populista y la de una democracia liberal imperfecta que ha dejado mucha insatisfacción.
Sin importar lo que haga usted, si depositó su voto en la urna o se abstuvo como forma de protesta ante la forma en que se llegó ala consulta, el 11 de abril tendrá que lidiar con un país diferente, en el que el embate de Palacio Nacional contra 40 años de luchas aumentará y la vida se polarizará.
Desde el 11 de abril de 2022 la disyuntiva será la organización de la sociedad es lo que sigue, si queremos sobrevivir como una república democrática liberal o dejar, como tantas décadas lo hemos hecho, otros decidan el rumbo del desastre sin que podamos influir en la decisión.
¿En cuál lunes despertará usted?
#IneterpretePolitico